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PLATÓN, TEORÍA DE LAS IDEAS y alegoría de la caverna

Posted by on 1 marzo, 2010

Platón[1] (427-347 a. de C.) tenía 29 años cuando a Sócrates le obligaron a vaciar la copa de veneno. Era discípulo de Sócrates desde hacía mucho tiempo, y siguió el proceso contra éste muy de cerca. El hecho de que Atenas fuera capaz de condenar a muerte a su ciudadano más noble, no sólo le causó una hondísima impresión, sino que decidiría la dirección que tomaría toda su actividad filosófica. Para Platón, la muerte de Sócrates constituía una clara expresión del contraste que puede haber entre la situación fáctica de la sociedad y lo que es verdadero o ideal. Su primera acción  fue publicar el discurso de defensa de Sócrates. En el discurso se refiere a lo que S6crates dijo al gran jurado.

El hecho de que estos escritos hayan sido conservados se debe, en gran parte, a que Platón fundó su propia escuela de filosofía fuera de Atenas. La escuela estaba situada en una arboleda que debía su nombre al héroe mitológico griego Academo. Por lo tanto, la escuela de filosofía de Platón adquirió el nombre de Academia  En la Academia de Platón se enseñaba  filosofía, matemáticas y gimnasia…. Aunque «enseñar» no sea, quizás, la palabra adecuada, ya que también en la Academia de Platón la conversación viva era lo más importante. Por lo tanto, no es una casualidad que el diálogo llegara a ser la forma escrita de Platón.

Platón nació en 427 a. C. y murió en 347 a. C., en Atenas. De nombre Aristocles, era llamado Platón por sus anchos hombros. De familia noble, su madre era descendiente de Solón, famoso gobernante de Atenas. En 407 a. C., conoce a Sócrates, de quien aprenderá filosofía y a quien acompañará hasta su muerte.

¿Qué era lo que a Platón le interesaba averiguar ante todo? Sintetizando, podemos decir que a Platón le interesaba la relación entre lo eterno y lo inalterable, por un lado, y lo que fluye, por el otro. ( igual que los presocráticos)Los sofistas y Sócrates abandonaron las cuestiones de la filosofía de la naturaleza, para interesarse más por el ser humano y la sociedad. Pero también se interesaban, en cierto modo, por la relación entre lo eterno y lo permanente, por un lado, y lo que fluye, por el otro. Se interesaron por esta cuestión en lo que se refiere a la moral de los seres humanos, y a los ideales o virtudes de la sociedad. Muy resumidamente, se puede decir que los sofistas pensaban que la cuestión de lo que es bueno o malo, es algo que cambia de ciudad en ciudad, de generación en generación, es decir que la cuestión sobre lo bueno y lo malo es algo que «fluye». Sócrates no podía aceptar este punto de vista, y opinaba que había unas reglas totalmente básicas y eternas para lo que es bueno y lo que es malo. Mediante nuestra razón podemos, todos los seres humanos, llegar a conocer esas normas inmutables, pues precisamente la razón de los seres humanos es algo eterno e inmutable…  Intenta captar una propia «realidad» eterna e inmutable. Platón opinaba que todo lo que podemos tocar y sentir en la naturaleza fluye. Es decir, según él, no existen unas pocas que no se disuelven. Absolutamente todo lo que pertenece al mundo de los sentidos está formado por una materia que se desgasta con el tiempo. Pero, a la vez, todo está hecho con un eterno e inmutable.

Esto quiere decir que, para Platón, lo eterno y lo inmutable no es una «materia primaria» física. Lo que es eterno e inmutable son los modelos espirituales o abstractos, a cuya imagen todo está moldeado. A él le extrañó cómo todos los fenómenos de la naturaleza podían ser tan iguales entre ellos, y llegó a la conclusión de que debía de haber un reducido número de moldes que se encuentran «detrás de» todo lo que vemos a nuestro alrededor. A estos moldes Platón los llamó Ideas. Detrás de todos los caballos, cerdos y seres humanos, se encuentra la «idea de caballo», la «idea de cerdo» y la «idea de ser humano

Conclusión: Platón pensaba que tenía que haber una realidad detrás «del mundo de los sentidos», y a esta realidad la llamó el mundo de las Ideas. Aquí se encuentran las eternas e inmutables «imágenes modelo», detrás de los distintos fenómenos con los que nos topamos en la naturaleza. A este concepto lo llamamos la teoría de las Ideas de Platón.

Platón pensaba que nada de lo que existe en el mundo de los sentidos permanece. Evidentemente, sabes que todos los seres humanos y todos los animales se disuelven y mueren, antes o después. Pero incluso un bloque de mármol se altera y se desintegra lentamente. Lo que dice Platón es que no podemos saber nada con seguridad sobre algo que cambia constantemente. Sobre lo que pertenece al mundo de los sentidos, es decir, lo que podemos sentir y tocar, sólo podemos tener ideas o hipótesis poco seguras. Sólo podemos tener conocimientos seguros de aquello que vemos con la razón. Él pensaba que la realidad está dividida en dos. Una parte es el mundo de los sentidos, sobre el que sólo podemos conseguir conocimientos imperfectos utilizando nuestros cinco sentidos (aproximados e imperfectos). De todo lo que hay en el mundo de los sentidos, podemos decir que «todo fluye» y que nada permanece. No hay nada que sea en el mundo de los sentidos, solamente se trata de un montón de cosas que surgen y perecen. La otra parte es el mundo de las Ideas, sobre el cual podemos conseguir conocimientos ciertos, mediante la utilización de la razón.

Según Platón, el ser humano también esta dividido en dos partes. Tenemos un cuerpo que «fluye», y que, por lo tanto, está indisolublemente ligado al mundo de los sentidos, y acaba de la misma manera que todas las demás cosas pertenecientes al mundo de los sentidos. Todos nuestros sentidos están ligados a nuestro cuerpo y son, por tanto, de poco fiar. Pero también tenemos un alma inmortal, la morada de la razón. Precisamente porque el alma no es material puede ver el mundo de las Ideas. Las Ideas son eternas e inmutables. Érase una vez cuando el alma se encontraba en el mundo de las Ideas. Pero en el momento en que el alma se despierta dentro de un cuerpo humano, se ha olvidado ya de las Ideas perfectas. Entonces, algo comienza a sucede. Conforme el ser humano va sintiendo las formas en la naturaleza, va teniendo un vago recuerdo en su alma.
Con esto, se despierta también una añoranza de regresar a la verdadera morada del alma. A esa añoranza Platón la llama eros, que significa «amor». Es decir, el alma siente una «añoranza amorosa» por su verdadero origen. A partir de ahora, se vive el cuerpo y todo lo sensible como algo imperfecto e insignificante. Lo que Platón describe aquí es un ciclo humano ideal, pues no todos los seres humanos dan rienda suelta al alma y permiten que inicie el viaje de retorno al mundo de las Ideas.

LA ALEGORIA DE LA CAVERNA

En el libro VII de “República” (514a-516d), Platón presenta el mito de la caverna. Es, sin duda, el mito más importante y conocido de este autor. Se articula en varias partes:

1. Descripción de la situación de los prisioneros en la caverna.
2. Descripción del proceso de liberación de uno de ellos y de su acceso al mundo superior o verdadero.
3. Breve interpretación del mito.

I. DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN DE LOS PRISIONEROS

Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de él, los muñecos. Por el camino desfilan unos individuos, algunos de los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos: unos figuras de animales, otros de árboles y objetos artificiales, etc. Dado que entre los individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos.
En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las voces que oyen son la realidad.

II. PROCESO DE LIBERACIÓN DEL CAUTIVO

A. Subida hacia el mundo exterior: acceso hacia el mundo verdadero.

1. En el mundo subterráneo.
Supongamos, dice Platón, que a uno de los prisioneros, “de acuerdo con su naturaleza” le liberásemos y obligásemos a levantarse, volver hacia la luz y mirar hacia el otro lado de la caverna. El prisionero sería incapaz de percibir las cosas cuyas sombras había visto antes. Se encontraría confuso y creería que las sombras que antes percibía son más verdaderas o reales que las cosas que ahora ve. Si se le forzara a mirar hacia la luz misma le dolerían los ojos y trataría de volver su mirada hacia los objetos antes percibidos.

2. En el mundo exterior.
Si a la fuerza se le arrastrara hacia el exterior sentiría dolor y, acostumbrado a la oscuridad, no podría percibir nada. En el mundo exterior le sería más fácil mirar primero las sombras, después los reflejos de los hombres y de los objetos en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y la luz de los astros y la luna. Finalmente percibiría el sol, pero no en imágenes sino en sí y por sí. Después de esto concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años, que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto.
Al recordar su antigua morada, la sabiduría allí existente y a sus compañeros de cautiverio, se sentiría feliz y los compadecería. En el mundo subterráneo los prisioneros se dan honores y elogios unos a otros, y recompensas a aquel que percibe con más agudeza las sombras, al que mejor recuerda el orden en la sucesión de la sombras y al que es capaz de adivinar las que van a pasar. Esa vida le parecería insoportable.

B. Regreso al mundo subterráneo, exigencia moral de ayuda a sus compañeros.

1. Confusión vital por la oscuridad de la caverna.
Si descendiera y ocupara de nuevo su asiento tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, sería incapaz de discriminar las sombras, los demás lo harían mejor que él, se reirían de él y dirían que por haber subido hasta lo alto se le han estropeado los ojos y que no vale la pena marchar hacia arriba.

2. Burla y persecución.
Si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz se burlarían de él, lo perseguirían y lo matarían.

El camino que sube de la oscuridad de la caverna

Lo que Platón describe en el mito de la caverna es el camino que recorre el filósofo desde los conceptos vagos hasta las verdaderas ideas que se encuentran tras los fenómenos de la naturaleza. Seguramente también piensa en Sócrates, a quien mataron los «moradores de la caverna» porque hurgaba en sus ideas habituales, queriendo enseñarles el camino hacia la verdadera sabiduría. De ese modo, el mito de la caverna se convierte en una imagen del valor y de la responsabilidad pedagógica del filósofo. Lo que quiere señalar Platón es que la relación entre la oscuridad de la caverna y la naturaleza del exterior corresponde a la relación entre los moldes de la naturaleza y el mundo de las Ideas. No quiere decir que la naturaleza sea triste y oscura, sino que es triste y oscura comparada con la claridad de las Ideas.


[1] PERÍODO: Antigua Grecia. LUGAR DE NACIMIENTO: Atenas. MODOS DE PENSAMIENTO: Racionalismo, dualismo. OBRAS PRINCIPALES: Fedón, La República, Las leyes, Parménides, Taeteto, El banquete.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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