Después de 15 horas de sesión ininterrumpida, después de tres meses de discusión en comisión, el Senado aprobó a las cuatro de la madrugada en general el proyecto de ley que establece la posibilidad de que las parejas del mismo sexo puedan casarse en igualdad de condiciones con las parejas heterosexuales. En la primera votación se rechazó el dictamen de mayoría de la comisión, lo que permitió votar la media sanción de Diputados. Esa votación registró 33 senadores a favor del matrimonio igualitario, 27 en contra y tres abstenciones. Argentina se convirtió así en el primer país sudamericano en legalizar los matrimonios homosexuales.
A pesar de las chicanas y a pesar de algunas argumentaciones rayanas con lo increíble, el Congreso de la Nación fue el escenario de un debate histórico. A pesar de todo, las instituciones de la República gozan de buena salud, y el que hayan defendido los derechos de una minoría, así lo demuestra.
Comparto con ustedes algunas reflexiones realizadas en los medios que me he permitido seleccionar porque creo que involucran los aspectos más interesantes de la polémica.
.- Es sumamente paradójica la posición de la mayoría de los obispos católicos, acostumbrados a pronunciar homilías a favor del diálogo, la búsqueda de consensos y la tolerancia. En este caso ninguna de esas palabras alcanzó verdadero significado en las acciones que protagonizan y las que están impulsando.
.- Los argumentos que pueden ser aceptables dentro del marco institucional católico carecen de validez para la sociedad actual. Fueron válidos en otro momento histórico, porque entonces la doctrina y los principios católicos estaban engarzados en mecanismos político culturales que los constituían en verdaderos y aceptables para la sociedad de ese tiempo. Lo “católico” era asumido como consenso social, incluso para los que no profesaban el catolicismo. Ya no sucede. No hay motivo para imponer al conjunto ciudadano valores que no le son propios.
.- Es poco defendible el argumento de lo “natural” para oponerse al casamiento de las personas del mismo sexo. Lo “natural”, precisemos, no tiene que ver precisamente con la naturaleza, sino con la cultura y con el poder. Así hoy puede ser “natural” lo que ayer no lo era y a la inversa. Porque en realidad ese tipo de “naturaleza” que se pretende esgrimir está otra vez íntimamente vinculada con valores culturales, con el poder que en determinado momento tienen quienes lo impulsan y con el ámbito de aplicación. De esta manera puede considerarse “natural” el celibato obligatorio para los ministros dentro de la Iglesia Católica porque existen allí cuadros de valores y dispositivos de poder que así lo justifican. En el mismo sentido podría decirse que es “natural” en ese marco institucional que, a pesar de que se sostiene la igualdad entre el varón y la mujer dentro de la Iglesia Católica, sólo los varones pueden acceder al ministerio consagrado. En otro tiempo se afirmaba que la esclavitud era “natural”. Ya no lo es gracias a Dios y a los hombres que lucharon para abolirla.
.- El matrimonio igualitario es ley porque una mayoría parlamentaria rara, inesperada, transversal, puso política –cruda vida real, práctica consagrada a administrar vida real– en la ficción que se le oponía. Los conservadores quedaron expuestos en su reacción de-sesperada por defender una construcción cultural montada sobre un hecho biológico como “la familia”. Los progresistas, en cambio, pescados en su faz progresista por esta época, por este “cambio de paradigma”, defendieron la ley en su innegable relación con la vida real. Los hombres, las mujeres y los niños que defiende la ley ya existen. Están presentes en nuestras vidas reales y sabemos que su existencia no pone en peligro nada. Que en todo caso evidencia que la diversidad es uno de los núcleos del nuevo paradigma. Y que la bandera de la diversidad no le pertenece a un partido, ni a una orientación política, sino a un viento que sopla en esta dirección.
.- ¿Hay diferencias en el desarrollo psicológico o físico de un niño si, en lugar de ser criado por un hombre y una mujer, es criado por una pareja constituida por dos personas del mismo sexo? ¿Son las parejas gay mejores o peores padres que las heterosexuales? ¿Puede la homosexualidad de uno o de ambos padres influir en la orientación sexual de sus hijos? Si la especie humana deja de lado la pareja de hombre y mujer a la hora de criar a su prole, ¿está yendo contra la naturaleza?
.- Hay decenas de estudios científicos que han intentado dar respuesta a éstas y otras preguntas. Y, aunque algunos de esos estudios han puntualizado ciertos riesgos para los chicos criados con padres homosexuales, lo cierto es que, en su mayoría, las investigaciones de referencia, refrendadas por los principales colegios de medicina pediátrica del mundo -entre ellos la Academia Americana de Pediatría, la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y del Adolescente, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid-, sostienen que lo decisivo para el buen desarrollo de un niño es la relación familiar que establece con sus progenitores, sean del sexo que sean. Es decir que, dejando a un lado las siempre atendibles consideraciones de moral privada y convicciones religiosas particulares, lo importante -dicen los expertos- son los vínculos de afecto, más allá del género de los padres o madres que conforman la familia.
Sin ir más lejos, atentas a la genuina preocupación de muchos ciudadanos respecto de estas nuevas modalidades de crianza hoy respaldadas por la ley, dos instituciones argentinas de prestigio, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), institución que reúne a todos los pediatras del país y define consensos en materia de salud infantil, y la Universidad Austral, acaban de dar a conocer sendos informes sobre el tema en el que se distinguen posiciones contrapuestas.
Como adelantó a Enfoques la presidenta de la SAP Margarita Ramonet, el dictamen -elaborado por las tres comisiones de la Sociedad (el Grupo de Trabajo Derechos del Niño, el Comité Nacional de Familia y Salud Mental y el Comité Nacional de Pediatría Ambulatoria) y ya aprobado por la Comisión Directiva- «es favorable a la adopción por parte de padres homosexuales».
Planteado «desde una perspectiva científica y humanista para despejar algunas dudas e incertidumbres», el documento -que se hace eco, entre otras investigaciones, de los estudios realizados por la Sociedad Americana de Pediatría- sostiene que «para que un niño sea criado en un clima saludable, es necesario contar con la salud emocional y mental de la pareja y la misma no depende de su orientación sexual».
Por su parte, un flamante informe de la Universidad Austral sostiene que «una pareja con personas de distinto sexo configura, en líneas generales, el ambiente más propicio para el cuidado y desarrollo de una persona».
Por último, algunas encuestas que nos hablan del «humor popular»
La adopción en las encuestas
48%
Mora y Araujo
Es la aprobación que tiene la adopción por parte de parejas homosexuales en AMBA. En el interior, el apoyo cae al 32 %.
35%
Graciela Römer
Sus sondeos muestran ese índice de apoyo en todo el país, pese a que el matrimonio homosexual alcanza un 47 % de aprobación.
52,5%
Analogías
La muestra realizada en AMBA, Córdoba, Rosario, Mendoza y Tucumán dio ese índice de aprobación. El apoyo al matrimonio gay llega al 68,6%.
ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS CONSULTADOS:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-149374.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-149575-2010-07-16.html
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1285502&origen=NLEnfo
IMAGEN :
http://www.clarin.com/sociedad/Senado-convirtio-Ley-matrimonio-homosexual_0_298770299.html