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LA JUNTA GRANDE (Diciembre de 1810 / Setiembre de 1811)

Posted by on 9 septiembre, 2010
Cornelio Saavedra

Tras la convocatoria hecha por la Junta Provisional[1] –que había provocado el enfrentamiento entre Saavedra y Moreno– a mediados de diciembre de 1810, nueve eran los diputados que se habían trasladado a la capital[2]. El Dean Funes, apoyado por Saavedra, se había instituido en defensor de los derechos de los demás diputados. En sesión del 18 de diciembre, con asistencia de los representantes del interior, se puso a consideración su incorporación a la Junta. El dean Funes tomó la palabra:

que los diputados se hallaban precisados a reclamar el derecho que les competía para incorporarse a la Junta Provisional y tomar parte activa en el mando de las provincias, hasta la celebración del Congreso que estaba convocado; que este derecho, a más de ser incontestable en los pueblos, sus representados, pues la capital no tenía títulos legítimos para elegir por sí sola gobernadores, a que las demás ciudades deban obedecer, estaba reconocido por la misma Junta, la cual en el oficio circular de la convocación, habría ofrecido expresamente a los diputados que apenas llegasen tomarían una parte activa en el gobierno, y serian incorporados a la Junta”.

Moreno refutó los argumentos presentados, diciendo que la cuestión de derecho era inaceptable, porque ellos habían sido convocados para la celebración de un congreso; que los diputados no debían ingresar a la Junta por tratarse de un cuerpo con carácter provisional, que la parte de la circular invocada por Funes “había sido un rasgo de inexperiencia, que el tiempo había acreditado después de ser enteramente impracticable”.

Dean Funes

Cuando se puso a votación la incorporación, la afirmativa tuvo catorce votos, votando en disidencia sólo Moreno y Paso, no obstante estar de acuerdo con la tesis sustentada por el secretario. Saavedra justificó su voto diciendo: “que la incorporación de los diputados a la Junta no era ningún derecho; pero que accedía a ella por conveniencia pública”.

Al incorporarse los diputados del interior a la Junta, esta quedó constituida por veintidós miembros, pero nunca estuvo completa por varias causas, como ser la incorporación tardía de algunos diputados, y porque algunos vocales desempeñaban comisiones oficiales. Mariano Moreno, desautorizado ante la votación, presentó la renuncia al cargo de secretario y solicitó partir hacia Londres en misión diplomática. En el viaje enfermó de cuidado y falleció en alta mar, el 4 de marzo. Su temprana desaparición abrió un paréntesis en los progresos hacia la independencia. Hipólito Vieytes reemplazó a Moreno y Nicolás Rodríguez Peña a Alberti. Saavedra fue nombrado Presidente de la Junta, con Paso y Vieytes como secretarios. El Interior miró con agrado el cambio, no les habían agradado las designaciones de gobernadores hechas por la Junta (en Córdoba, Salta y Mendoza) y  aspiraban ahora a darse sus propios gobiernos, encarnando una tendencia descentralizadora y federalista frente a los intereses porteños.

Producida entonces la incorporación de los diputados a la Junta, queda constituida la Junta Grande, que el 10 de febrero de 1811 dicta un decreto de 24 artículos. En el decreto se incluyen cuatro principios:

1)      Gobierno popular

2)      Obediencia de las leyes

3)      El gobierno popular durará hasta que se establezca el gobierno definitivo

4)      Gobierno colectivo.

Ver texto completo del decreto en: http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/independencia/decreto_de_creacion_de_las_juntas_provinciales.php

Este decreto establecía dos tipos de juntas: Juntas Provinciales: que debían crearse en la capital de las intendencias. Estarían formadas por cinco miembros: cuatro vecinos elegidos en Cabildo Abierto presididos por un Gobernador Intendente designado por la Junta Grande de Buenos Aires. Las juntas provinciales eran responsables del gobierno de la provincia, pero con una total dependencia de la Junta Grande. Juntas subordinadas: debían formarse en las otras ciudades no capitales de intendencia que tuvieran diputados por la Junta Grande. Estarían formadas por dos miembros elegidos en Cabildo Abierto y presidida por el Comandante en armas del lugar, que también se era elegido por Buenos Aires. La creación de estas juntas provinciales señala una superposición institucional. Por un lado, se las constituía como responsables del orden y la administración de las intendencias y ciudades subalternas; por el otro lado, se les ordenaba respetar a los Cabildos, funcionarios y demás autoridades existentes con anterioridad a su conformación. Sólo se terminará con el régimen de Intendencias (herencia de la antigua organización virreinal) en 1820, porque en 1811 se pensaba que su desmantelamiento sólo provocaría caos y desorden. En esencia, el régimen de juntas provinciales mantuvo la dependencia del interior respecto de la capital, ya que los presidentes de dichas corporaciones –como se ha dicho- continuaron siendo designados por el gobierno de Buenos Aires.

Los morenistas estaban muy descontentos con la formación de la Junta. A principios de marzo, este grupo opositor, decidió ilustrar al pueblo sobre la necesidad de un cambio de dirección en el gobierno. Con este propósito formaron un centro al que denominaron Sociedad Patriótica, reunido periódicamente en el café de Marcos. Defendían la revolución y sus principios democráticos.

Reanimar el espíritu amortiguado de la revolución, extenderlo ilustrando a los hombres sobre sus verdaderos intereses e influir por estos medios, sin sacudimientos violentos, en la reforma del gobierno de diputados (…) esto sucedió a principios del mes de marzo de 1811; la noticia del establecimiento de la Sociedad circuló sencillamente y con tanta rapidez, que cuando llegó a oidos del presidente Saavedra se sabía en todos los barrios, pero el presidente no la recibió sino compuesta y en forma de denuncia, esto es, que se hacían invitaciones para una reunión armada, por medio de gentes que se distinguían con una escarapela blanca y celeste…”. Nuñez, Ignacio. Noticias históricas de la República Argentina. En 1811, era capitán del regimiento de Dragones de la Patria.

MOVIMIENTO DEL 5 y del 6 de ABRIL

En la noche del 5 al 6 de abril de 1811, se produjo en Buenos Aires el primer intento de derrocamiento contra autoridades instituidas –no españolas- que señalaría el comienzo de una larga serie de luchas internas. Ocurrió que un grupo de personas se presentaron en la Plaza de la Victoria, provenientes de los suburbios de la ciudad, acaudillados por Tomás Grigera, conocido como el “alcalde de las quintas”, y partidario del grupo saavedrista. A ellos se les sumaron los regimientos de Patricios, Arribeños, Pardos y Morenos. El objetivo era el de presentar una petición a la Junta, firmada por los alcaldes de barrio y los principales jefes militares, entre los que se encontraba Martín Rodríguez. Dicha petición contenía 18 artículos, algunos de los cuales pedían:

a)      Separación de cuatro miembros de la Junta: Rodríguez Peña, Azcuénaga, Larrea y Vieytes, los que debían ser reemplazados por Feliciano Chiclana (no aceptó el cargo), Atanasio Gutiérrez, Juan de Alagón y Joaquín Campana (este último en el cargo de secretario).

b)      Saavedra debería volver a su cargo de comandante general de armas.

c)      Manuel Belgrano debía rendir cuentas de su malograda campaña al Paraguay.

d)      El mando de las provincias no debía recaer sino en naturales de las mismas, a no ser que por servicios y capacidad excepcionales ellos pidiesen lo contrario.

La Junta accedió a todo cuanto se pedía, y de esta manera, los jefes de la revolución de Mayo fueron separados de la junta y deportados a Carmen de Patagones y a otros puntos de la capital. Este movimiento sin bandera ni principios, fue el primero de una larga serie de conmociones internas que jaquearon a los gobiernos patrios. Dijo el deán Gregorio Funes: “que en la marcha de los partidos, una primera revolución engendra otra de su especie, porque una vez formados, cada cual arregla su justicia para su propio interés”.

Los opositores acusaron a Saavedra de instigador del movimiento, aunque él mismo lo negó.

“Es un hecho que no admite dudas que el alma de esa escandalosa asonada fueron el presidente Saavedra, el doctor Gregorio Funes (quienes) no estaban satisfechos porque aún no gozaban en la junta la superioridad exclusiva que deseaban y ocurrieron a ese medio escandaloso de deshacerse de los rivales…”. Gorriti, Juan Ignacio, Autobiografía política

“Ratifico cuanto dije en aquel entonces, y vuelvo a protestar que él se hizo sin mi noticia ni conocimiento. Yo sabía, es verdad, y esperaba se realizase lo que mis contrarios intentaban por medio del coronel del regimiento de la Estrella, más nunca me ocurrió la idea prevenirlo, con formar otro en contra de aquel. Mi única resolución era esperar a que ellos se presentasen al público con su fuerza (…) de modo que su asonada se hiciese palpable. Mas las tropas que estaban a mi devoción, no dieron lugar a esto (…) vuelvo a protestar que todo esto se hizo sin mi noticia”. Saavedra, Cornelio. Memoria autobiográfica.

La Junta Grande pierde prestigio frente al pueblo, como resultado del accionar opositor y de las derrotas militares. El desastre de Huaqui y el levantamiento del sitio de Montevideo minaron la popularidad del gobierno porteño. Mientras tanto, se hacia necesario que Buenos Aires procediera a la elección de diputados –según lo establecido por el reglamento del 25 de mayo- que luego se incorporarían a la junta. Se impone entonces el criterio del Cabildo, procediéndose a la creación de un nuevo organismo, llamado Junta Consultiva de los Apoderados del Pueblo, cuya función era la de ser un órgano contralor del gobierno, haciendo las veces de consejera.

El acuerdo del 22 de setiembre de 1811

En la Banda Oriental, la amenaza portuguesa impuso la firma de un armisticio con el virrey Elío, mientras que en el Alto Perú, la derrota de Huaqui obligó a Saavedra a dejar la presidencia de la Junta y viajar al norte con el objetivo de reorganizar el ejército y normalizar la situación. La facción conservadora, triunfante en abril, se debilitaba. En ocasión de producirse la elección de diputados para llenar los vacíos producidos en la Junta, el nombramiento de Feliciano Chiclana y de Juan José Paso significó el avance del grupo morenista y la derrota de la Junta.

El 22 de setiembre, se llega a una solución. Reunidos los miembros de la Junta con el Cabildo, los diputados electos y los apoderados del pueblo, se firma el acuerdo por el que se resuelve crear un poder ejecutivo de tres miembros, que serán los diputados por Buenos Aires Feliciano Chiclana y Juan José Paso, junto con el apoderado que obtuvo el mayor número de votos, Manuel de Sarratea, nacía el Primer Triunvirato, quedando la Junta Grande como poder legislativo, con el título de Junta Conservadora de la Soberanía del Señor don Fernando VII.

IMAGEN 1: http://www.ritmodominicano.com/wiki.php?title=Guerra_de_Independencia_de_la_Argentina

IMAGEN 2: De Narciso Desmadryl – Extraído del libro «Historia Argentina». Autor: Diego Abad de Santillán.TEA, Tipográfica Editora Argentina. 1971, Buenos Aires, Argentina., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4752563

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Colegio Nacional de Buenos Aires. Página 12. Historia Argentina. Desde la prehistoria hasta la actualidad. Fascículo 14, Buenos Aires, 1999.

Acevedo, J. E. Historia Argentina y Constitución Nacional, Lacort editor, Buenos Aires, 1940.

Meroni, Graciela, La historia en mis documentos 2, Textos Huemul, Buenos Aires, 1995.

Lynch, John, Las revoluciones hispanoamericanas, Ariel, Barcelona, 1983.


[1] El mismo 25 de Mayo el cabildo presentó a la Junta un reglamento que fijaba los poderes y limitaciones de la junta, e instaba a los gobiernos del interior a enviar representantes. Expresaba: “… que los referidos señores despachen sin pérdida de tiempo órdenes circulares a los jefes del Interior (…) hagan que los respectivos cabildos de cada uno convoquen por medio de esquelas la parte principal y mas sana del vecindario para que formando un Congreso de solo los que de aquella forma hubiesen sido llamados, elijan sus representantes, y  estos hayan de reunirse a la mayor brevedad en esta capital para establecer la forma de gobierno que se considere más conveniente”. Un día antes de dictar su propio reglamento, el 27 de mayo, la Junta enviaba una nueva circular que decía: “… Asimismo importa que usted quede entendido (…) que los diputados han de irse incorporando en esta Junta conforme y por el orden de su  llegada a la capital, para que así hagan de la parte de confianza pública que conviene al mejor servicio del Rey y gobierno de los pueblos”.

[2] El Interior acudió al llamado porteño porque compartía los ideales emancipadores y porque se había abatido a la antigua clase dominante. Pero estaba muy arraigada en ellos la mentalidad colonial y localista, lo que provocaba su oposición al pensamiento y a la acción de la minoría ilustrada y centralista de Buenos Aires.

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