A partir del siglo XVI, el Caribe fue, reiteradamente, el escenario del enfrentamiento de las principales potencias europeas entre sí. En las décadas posteriores a la expansión de España, sus territorios fueron disputados por holandeses, ingleses y franceses.
Francia, en el transcurso del siglo XVII, conquistó las islas de Saint Christopher, Saint Croix, San Bartolomé, Grenada, San Martin, Tortuga, Guadalupe, Martinica, a parte oeste de La Española que se llamó Santo Domingo (Haití) y la Guayana Francesa. Al norte del Caribe, al este de la costa canadiense, el archipiélago en que se encuentran San Pedro y Miquelón.
Gran Bretaña, por su parte, instaló colonias en fueron Jamaica, Trinidad-Tobago, Barbados, Antigua Barbuda, St. Lucía, San Kitts-Nevis, Montserrat y Anguila y finalmente, los territorios continentales de Belice, y Guyana. En estos dos últimos existen disputas territoriales pendientes con los países latinoamericanos vecinos
El reino de Holanda dominó: San Eustaquio, Saba, San Martín y las conocidas como islas ABC, Aruba, Bonaire y Curaçao. En el continente, entre la Guayana francesa y la inglesa, los holandeses impusieron su control sobre Surinam en el siglo XIX.