Nicolás Avellaneda. Presidente argentino 1874/1880.
Concluida la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (1868/1874), se perfilaban como candidatos a la primera magistratura los siguientes candidatos: por el Partido Autonomista: Adolfo Alsina, Vicepresidente dela República; por el Partido Nacionalista: Mitre y con el apoyo de Sarmiento, su Ministro de Cultura: Nicolás Avellaneda. En 1874, sus partidarios, habían logrado triunfar, constituidos bajo el nombre de Partido Nacional en 10 provincias. Finalmente pudo conformarse una fórmula conciliatoria, fusionándose el P. Nacional y el Autonomista, naciendo así el Partido Autonomista Nacional (P.A.N) La fórmula presidenciable llevaba como candidatos a Avellaneda en la presidencia y en la vicepresidencia a un autonomista: Mariano Acosta. Al vencer Avellaneda, Alsina ocupó el cargo de Ministro de Guerra.
Con sólo 37 años de edad, Avellaneda, asumió la presidencia el 14 de abril de 1874 en medio de acusaciones de fraude y enfrentando un alzamiento de Bartolomé Mitre, quien acusó a Sarmiento de haber consagrado a su candidato por fraude electoral, y a Avellaneda de ser un gobernante de hecho. La revolución que se concretó el 24 de septiembre de 1874, fue sofocada meses después. He aquí su obra…..
POLÍTICA INTERNA
Como parte del período de las “presidencias fundacionales”, al igual que sus antecesores (Mitre y Sarmiento) impulsó la organización nacional a través de una fuerte centralización política y económica. Con este problema encaminado, restaba lograr la integración territorial. Para ello era necesario ocupar la Patagonia(la ocupación territorial). Esta había sido una de sus preocupaciones, el destino de las tierras públicas, tema de su tesis doctoral. Su plan era recuperar las zonas ocupadas por la población aborigen, para destinarlas a la explotación agraria y a la colonización, mediante el ingreso de inmigrantes.
E n un principio, apoyó la idea de Adolfo Alsina, quien propuso la construcción de una zanja a manera de barrera contenedora ante los continuos saqueos de los indígenas (malones), pero no dio resultado. A su muerte, acaecida en 1877, Avellaneda impulsó la llamada “conquista del desierto” plan del ministro de Guerra, General Julio A. Roca, despojando a los aborígenes de 600.000 km cuadrados de territorio de manera sangrienta y violenta, ahora incorporados y explotados por los estancieros argentinos.
Otro de sus temas prioritarios fue el fomento de la inmigración europea, para lo cual sancionó tres leyes, la última de las cuales fue las más trascendente y que pasó a ser conocida con el nombre de Ley Avellaneda. Se trató de la Ley General de Inmigración y colonización, sancionada en 1876. Fundó además el departamento General de Inmigración y la Oficina de Tierras y Colonias, ambas entidades dependientes del Ministerio del Interior.
Por último, el 20 de septiembre de 1880, el Congreso Nacional sanciona la Ley de capitalización de Buenos Aires, por lo que el municipio pasaba a ser Capital de la Nación, la provincia de Buenos Aires debería tener su propia capital (Dardo Rocha funda la ciudad de La Plata) y en pago de los edificios que pasaban a ser nacionales, pasa la deuda provincial a ser nacional.
POLÍTICA ECONÓMICA
Durante su administración, Avellaneda debió hacer frente a serios problemas económicos debido a la crisis mundial que estalló en 1873. Ante el déficit, decide:
- Cerrar momentáneamente las nuevas importaciones
- Bajar el déficit interno, despidiendo 6000 empleados públicos y bajando los sueldos a todos un 15%. incluyendo el propio sueldo del presidente, quien -según sus propias palabras- ahorró “sobre el hambre y la sed de los argentinos”.
- En 1875 se dictaron leyes para proteger las industrias locales y recaudar más impuestos con motivo de las importaciones, elevándose las tasas en un 20 %, llegando hasta el 40 % en productos importados que se fabricaban en el país. ¿El resultado?, la disminución de las importaciones. Las exportaciones agrícolas, sobre todo cerealeras, y cárnicas, se multiplicaron hacia los mercados europeos, gracias a la protección brindada desde el Estado y en el caso de la carne, por los adelantos en materia de congelamiento.
POLÍTICA EXTERIOR
En el orden internacional, el 3 de febrero de 1876, se firmó la paz con Paraguay, donde esta última nación aceptaba los límites argentinos hasta el Río Pilcomayo. El Presidente de Estados Unidos resolvería por arbitraje sobre el territorio al norte de ese río. Argentina se apropiaba de las islas del Cerrito y de Apipé, mientras que la de Yaciretá quedaba en poder de Paraguay. Recrudecieron los conflictos con Chile, que pusieron a ambos países al borde de un enfrentamiento armado por los derechos sobre la Patagonia. El tratado Pierro-Sarratea, firmado el 6 de diciembre de 1877, puso fin al problema, por el cual Chile tenía su soberanía en el estrecho de Magallanes y la Argentina, sobre el Océano Atlántico.
Un grave problema se suscitó con Gran Bretaña, que pretendía cobrar su deuda contraída con el Banco de Londres, amenazando con la llegada de la cañonera británica Drabble, que se hallaba en las Barrancas del Paraná, dispuesta a intervenir en el conflicto, ya que la suprema Corte de Justicia de la provincia de Santa Fe, radicada en esa ciudad, declaró que la ley que establecía la prohibición de emisión monetaria para sanear la deuda externa, era constitucional.
Al término del mandato de Avellaneda, su sucesión se polarizó entre Roca, partidario de la federalización de Buenos Aires, y el gobernador porteño Carlos Tejedor, quien se oponía a ese proyecto. Finalmente, el 12 de octubre de 1880, asumirá la presidencia la fórmula, Julio A. Roca-Francisco Madero.
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