browser icon
You are using an insecure version of your web browser. Please update your browser!
Using an outdated browser makes your computer unsafe. For a safer, faster, more enjoyable user experience, please update your browser today or try a newer browser.

IMPACTO de la 2ª GUERRA MUNDIAL en LATINOAMERICA. Plan Marshall.

Posted by on 10 febrero, 2010

por Alejandro Héctor Justiparán

En la entrega anterior, recorrimos el impacto de la «Gran guerra» en nuestro continente y de que manera los Estados Unidos iniciaron su camino hegemónico en la región. En esta 2ª parte, producida la 2ª Guerra Mundial, analizaremos los alcances del Plan Marshall, el ascenso de la economía norteamericana y el papel que ocupó Latinoamerica en el nuevo orden mundial.

De forma activa o pasiva, países de todos los continentes se vieron implicados o afectados por la segunda guerra mundial, una contienda en la que naciones con siglos de civilización se enfrentaron en una escala destructiva sin precedentes.

La segunda guerra mundial fue un conflicto armado que se extendió prácticamente por todo el mundo entre los años 1939 y 1945. Los principales beligerantes fueron, de un lado, Alemania, Italia y Japón, llamadas las potencias del Eje, y del otro, las potencias aliadas, Francia, el Reino Unido, los Estados Unidos, la Unión Soviética y, en menor medida, la China. La guerra fue en muchos aspectos una consecuencia, tras un difícil paréntesis de veinte años, de las graves disputas que la primera guerra mundial había dejado sin resolver.

Para introducirnos en lo que fue la Segunda Guerra Mundial, creemos necesario, en planos generales, considerar cuales fueron las cifras que posibilitaron el hecho.

Estados Unidos fue el país que destinó más dinero a la guerra: el gasto aproximado fue de 341.000 millones de dólares, incluidos 50.000 millones asignados a préstamos y arriendos; de éstos, 31.000 fueron destinados a Gran Bretaña, 11.000 a la URSS, 5.000 a China y 3.000 fueron repartidos entre otros 35 países. La segunda nación fue Alemania, que dedicó 272.000 millones de dólares; le sigue la URSS con 192.000 millones; Gran Bretaña, con 120.000 millones; Italia, con 94.000 millones; y Japón, con 56.000 millones. No obstante, a excepción de Estados Unidos y algunos de los aliados menos activos desde el punto de vista militar, el dinero empleado no se aproxima al verdadero coste de la guerra. El gobierno soviético calculó que la URSS perdió el 30% de su riqueza nacional. Las exacciones y el saqueo de los nazis en las naciones ocupadas son incalculable. Se estima que el importe total de la contienda en Japón ascendió a 562.000 millones.

El proceso de independencia de las colonias europeas en el mundo.

La Segunda Guerra Mundial transformó profundamente la relación entre las metrópolis europeas y sus colonias. La guerra puso de manifiesto la fragilidad de los imperios, minados, por añadidura por el fermento de las ideas nacionalistas que se habían desarrollados en las colonias durante el conflicto. Algunas de las potencias colonialistas habían sido derrotadas y humilladas: ante la embestida japonesa, por ejemplo, los imperios de Inglaterra, Francia y Holanda en el sudeste asiático se habían derrumbado sin resistencia.

Los estados europeos arruinados por la guerra, se hallaban cargados de pesadas deudas. No tenían la fuerza necesaria para mantener un imperio colonial ni los capitales necesarios para asegurar en desarrollo de la defensa de sus colonias.

Si bien los dos grandes vencedores de la guerra, EEUU y la URSS, no tenían colonias en el sentido tradicional, necesitaban apoyo para su disputa de su hegemonía mundial. Por ello propiciaron el desarrollo de movimientos independentistas.

En muchos pueblos colonizados, las ideas de libertad políticas habían sido implantadas por los propios europeos. Por otra parte los integrantes de las elites locales, que habían estudiado en París o Londres, experimentaron las diferencia entre la situación europea y el estado de sujeción de los países de origen. Distintos grupos sociales, elites autóctonas y partidos políticos organizados de manera semejante a los de las metrópolis, asumieron entonces, la tarea de llevar a cabo la acción liberadora.

Diversos factores, como la situación geopolítica de las colonias, la forma en que se había implementado el colonialismo, las influencias recibidas por los movimientos de liberación y la actitud de las metrópolis, determinaron diferentes formas de liberación según los países (pacíficas y violentas).

…»Es lógico que los Estados Unidos hagan todo lo que esté a su poder para ayudar al mundo a reencontrar la salud económica mundial sin la cuál no se puede haber ni estabilidad política ni paz asegurada. Nuestra acción no está dirigida contra ningún país ni contra ninguna doctrina, sino contra el hambre, la pobreza, la desesperación y el caos. Sus metas deben ser el renacimiento de una economía sana en el mundo para permitir el establecimiento de condiciones políticas, sociales propicias para el funcionamiento de las instituciones libres»…

(Discurso del Gral. Marshall en la Universidad de Harvard, junio de 1947)

El Plan Marshall

La finalización de la 2º Guerra Mundial tuvo, entre otras cosas, dos consecuencias fundamentales: el avance de la URSS como potencia decidida a competir cada vez más sólidamente la hegemonía con EEUU y el deterioro económico de Europa Occidental. Junto a estos dos hechos, subsiste el afianzamiento ininterrumpido de EEUU, beneficiario de las dos Grandes Guerras y máximo exponente del capitalismo industrial y financiero de Occidente.

En los últimos años del segundo conflicto mundial, y en los primeros de la posguerra, la URSS había consolidado sus dominios sobre los países de la Europa Oriental, acción facilitada por la Conferencia de Yalta, y todos sus pasos hacían suponer que sus intenciones, de influir en el resto del continente no se detendrían. A principio de 1947 Moscú alentaba la guerra civil en Grecia y pretendía imponerse a Turquía. El 27 de febrero de 1947 el gobierno inglés informó a Washington su imposibilidad financiera para mantener sus tropas en estos dos países. El 12 de marzo del mismo año, el presidente Truman dirigió un mensaje al Congreso norteamericano en el que anunciaba que se opondría a la injerencia de la URSS en Turquía y Grecia, al mismo tiempo que sentaba las bases de lo que sería el Plan Marshall, al manifestar que la única forma de detener el empuje comunista era, ayudando a los países europeos a salir del problema económico y financiero en el que se encontraban, como consecuencia de la Guerra Mundial y de los años de crisis anteriores al conflicto.

Además de esta situación, los norteamericanos veían que los países europeos, fundamentalmente Francia e Inglaterra, habían iniciado en los años precedentes, una política de nacionalización de la gran industria y la banca acompañada por la implantación de medidas proteccionistas que los aislaban del mundo occidental y se hacía cada vez más vulnerables a la influencia del comunismo, a lo que contribuía el bajo nivel económico.

Todos estos hechos fueron comprendidos por los dirigentes de EEUU y fundamentalmente por el general Marshall, secretario de estado de la administración de Truman y por el subsecretario Deam Achenson. Vislumbraron que la única forma de mantener a Europa Occidental fuera de la órbita comunista era logrando su reconstrucción económica, básica para su alineamiento político, junto al mundo capitalista. De a cuerdo a esto fundamentos el secretario de estado formula el Plan Marshall, que no consistió sólo en una ayuda financiera los países europeos del oeste, sino que tendió a encausarlos en los principios del liberalismo económico y en la solidaridad y cooperación continental.

El 5 de junio de 1947, el general Marshall pronunció su discurso en la Universidad de Harvard y por medio de él hizo una exhortación a los europeos para que desarrollaran una economía libre de trabas nacionalistas. Al mismo tiempo ofreció el apoyo desinteresado de los Estados Unidos con el fin de contribuir a crear una sólida economía europea que asegurará la paz mundial. A este ofrecimiento respondió Francia convocando en París a una reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de la URSS y Gran Bretaña. En la conferencia, que se realizó a partir del 27 de junio, se produjo el alejamiento de la URSS de las potencias occidentales al oponerse el ministro soviético Molotov al Plan Marshall. A raíz de que los países del Oeste de Europa, aceptaron la ayuda ofrecida por el plan, los soviéticos respondieron con la formación del COMECOM (Consejo de Ayuda Económica Mutua) e impidieron a los países que se encontraban bajo su influencia aceptar el ofrecimiento norteamericano.

El Plan Marshall tuvo dos aspectos fundamentales:

  1. La ayuda económica en dólares a los países de Europa Occidental, con el fin de reconstruir su economía; y
  2. La formación de una organización europea que, además de administrar los fondos de la ayuda, establecieron una sólida unión continental, con el fin de promover la cooperación y encausar a esta en los rumbos del liberalismo capitalista.

Siguiendo esta última dirección Joyce, Director del Departamento de Producción del Plan Marshall, propuso a Europa cinco puntos: a- La creación de un Mercado Europeo único y libre; b- La participación de los obreros y empleados en los beneficios de las empresas; c- Renuncia de los obreros a los métodos de huelga coactiva; d- Elevar el poder adquisitivo subiendo los salarios, con el fin de absorber la mayor productividad; e- Renuncia por parte de los empresarios, a beneficios excesivos que pudieran obstaculizar la puesta en práctica de las proposiciones anteriores.

La vigencia del Plan Marshall, fue establecida hasta el 30 de junio de 1952 y el monto solicitado por el Presidente Truman al Congreso fue de 17.000 millones de dólares. Sin embargo, después de vencido el término de la ayuda, los EEUU siguieron asistiendo a los países europeos hasta 1955, y los importes fueron afectados a cooperación militar y técnicoeconomía. Además, los efectos del plan Marshall se extendieron a los países asiáticos, por lo que resulta muy difícil reconocer el monto total de los importes concedidos a los países beneficiarios.

La ayuda fue reglamentada por una Ley votada en el Congreso Norteamericano, el 2 de abril de 1948, y en ella se estableció que los importes recibidos por los países beneficiarios debían ser considerados en calidad de préstamo hasta un 20% del total, y el resto consistía en un donativo gratuito que, obviamente, no debía ser devuelto.

Resulta evidente que el apoyo brindado por EEUU, fue dirigido, con gran inteligencia, a preservar el sistema económico occidental, y demuestra, por parte del país del norte, una gran asimilación de las enseñanzas históricas inmediatamente anteriores y una clara comprensión de la situación política internacional. El verdadero fin del Plan, fue la lucha contra el Comunismo, propiciando mejores condiciones económicas. Además, garantizó a los EEUU la concesión de tratados que le procuraron una importante influencia en la economía y la política en los países que recibieron ayuda.

Tras el lanzamiento del plan, y ante la actitud argentina de independencia económica y de n alineación con sus intereses, Estados Unidos prohibió el uso de las divisas prestadas a los países europeos para importar productos argentinos. A comienzos de 1950, la situación del comercio exterior argentino era crítica. La actitud norteamericana desnudaba descarnadamente la política hegemónica que debía ser llevada a cabo.

El ascenso de la economía Norteamericana.

El Plan Marshall puso en evidencia la interrelación entre los adjetivos estratégicos del gobierno norteamericano y los intereses económicos de las empresas. En éste sentido, el plan fue no solo un generoso aporte de capital para la recuperación de las economías europeas con el objetivo de contener un potencial avance comunista, sino que también resultó un importante aliciente para las empresas y la economía norteamericanas: dado que consistiera en buena medida en la provisión de alimentos, maquinaria y materias primas de origen estadounidense, los productores norteamericanos se vieron beneficiados al aumentar sus ventas.

EEUU había salido de la guerra enormemente fortalecido. A diferencia del resto de las potencias participantes, había sufrido consecuencias en propio territorio, y la acelerada expansión de la industria bélica había generado un proceso de cambios tecnológicos que colocaban al país en la vanguardia de la industria mundial. Durante la guerra también se establecieron fuertes vínculos de cooperación entre el Estado, el sector científico y las empresas.

Al finalizar la guerra, EEUU era la primer potencia económica y militar del mundo. Su producción hacia 1950 equivalía a un 60% del total de lo producido por todos los países capitalistas avanzados. Además, tenía alrededor del 60% de las existencias de capital del mismo conjunto de países, y era, por lo tanto, el principal prestamista e inversor en el exterior. Así como el dólar era la moneda de referencia, las industrias americanas eran la principal fuente de innovación económica.

En la segunda pos guerra, diversos estados llevaron adelante una política de intervención en los sistemas de seguridad social, en el sostenimiento de los sistemas educativos y científicos, y en la administración de justicia y de las fuerzas de seguridad.

Los países también intervinieron activamente en el terreno de la económico. Por una parte, ampliaron sus esferas de actuación en la regulación global de las economías nacionales e instrumentaron políticas de construcción de grandes obras públicas y viviendas. Por otra, en varios países los gobiernos nacionalizaron empresas, no sólo en algunos grandes servicios públicos -como la producción de energía o los ferrocarriles– sino también en la producción industrial para el mercado –por ejemplo, la producción de automotores o la siderurgia.

Uno de los países en los que la intervención estatal asociada a los intereses de las empresas alcanzó los mayores resultados fue Japón, que experimentó las mayores tasas de crecimiento industrial del período de posguerra.

Las potencias derrotadas en la Segunda Guerra mundial –Alemania y Japón- fueron los ejemplo más notables de crecimiento económico en este período. A pesar de las dificultades, los países contaban con algunas condiciones favorables; mano de obra abundante y calificada, capacidad de organización y voluntad política para recuperar sus economías. Contaban además con el apoyo económico de los EEUU, que veían a Alemania Federal y a Japón como barreras de contención de la expansión del comunismo hacia Occidente y Oriente.

Esta intervención estatal alcanzó su mayor furor hacia la década del 50’, en la cual se manifestó con la estabilidad o contención de inflación, canalización del ahorro hacia sectores industriales estratégicos, promoción de las exportaciones, entre otras.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

q       Bethell, Leslie, ed. “Historia de América Latina”, tomo 12. Crítica, Barcelona, 1997.

q       Beyhaut, Gustavo y Hélène. “América Latina”, volumen 23.

q       Clarín. “Historia visual de la Argentina”.

q       Halperín Donghi, Tulio. “Historia contemporánea de América latina”.

q       Hobsbawm, Eric. “Historia del siglo XX”. Crítica, Argentina, 1998.

q       Laclau, Ernesto. “Las matrices políticas en Latinoamérica”. Clarín, suplemento Zona, domingo 17 de octubre de 1999.

q       Montaner, Carlos Alberto. “No perdamos también el siglo XX”. Plaza & Janés, Barcelona, 1997.

q       Rojas Mix, Miguel. “Los cien nombres de América”. Editorial Lumen, Barcelona, 1991.

q       Romero, José Luis. “Situaciones e ideologías en Latinoamérica”. Sudamericana, Buenos Aires, 1986.

4 Responses to IMPACTO de la 2ª GUERRA MUNDIAL en LATINOAMERICA. Plan Marshall.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.