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LA REVOLUCIÓN HISTORIOGRÁFICA FRANCESA. Los Annales

Posted by on 21 abril, 2010

Una parte extraordinaria de los escritos históricos más innovadores, más memorables y más significativos del siglo XX, fue producida en Francia… obra de un determinado grupo de estudiosos vinculados con la revista fundada en 1929 y conocida como Annales. Los que no pertenecen al grupo generalmente lo llaman la escuela de Annales” y destacan lo que sus miembros tienen en común, en tanto que los pertenecen al grupo niegan la existencia de semejante escuela y hacen hincapié en los enfoques individuales de los miembros.

Integrantes

En el grupo están Lucien Febvre, Marc Bloch, Fernand Braudel, Georges Duby, Jacques Le Goff y Emmanuel Le Roy LAnnalesadurie… Ernest Labrousse, Pierre Vilar, Maurice Agulhon y Michel Vovelle (marxistas)… Roland Mousnier y Michel Foucalt.

Objetivos

La publicación se fundó para promover un nuevo género de historia y aún hoy alienta las innovaciones.

  1. Sustitución de la tradicional narración de los acontecimientos por una historia analítica orientada por un problema.
  2. Se propicia la historia de toda la gama de las actividades humanas en lugar de una historia primordialmente política.
  3. A fin de alcanzar los primeros dos: la colaboración con otras disciplinas, con la geografía, la sociología, la psicología, la economía, la lingüística, la antropología social, etc.

Se ha descripto a esta escuela como un grupo monolítico, con un práctica histórica uniforme, cuantitativa en cuanto al método, determinista en sus supuestos y hostil, o por lo menos indiferente a la política y a los acontecimientos políticos.

Fases

  1. De la década de 1920 al año 1945, grupo pequeño, radical y subversivo que libraba una acción de guerrilla contra la historia tradicional, la historia política y la historia de los acontecimientos.
  2. Después de la II G. M. aquellos rebeldes se hicieron cargo de la posición histórica oficial. Aquí cabe hablar de una “escuela” con sus conceptos distintivos (en particular estructura y coyuntura) y sus métodos distintivos (especialmente “la serie histórica” de los cambios producidos a largo plazo).
  3. Comienza alrededor del año 1968, esta fase está marcada por el desmenuzamiento, la influencia del movimiento era tan grande que el grupo había perdido no poco de su anterior carácter distintivo.

El período de Braudel

La tesis de Braudel fue planeada al principio como un estudio sobre Felipe II y el Mediterráneo; en otras palabras, como un análisis de la política exterior del rey. Adoptado por Lucien Febvre, fue persuadido por este de  que “Felipe II y el Mediterráneo” debería ser realmente “El Mediterráneo y Felipe II”.

El Mediterráneo es un libro extenso dividido en tres partes, cada una de las cuales ejemplifica un enfoque diferente del pasado. En primer lugar, se trata de la historia “casi atemporal” de la relación entre el “hombre” y el “ambiente”, luego se presenta gradualmente la cambiante historia de estructuras económicas, sociales y políticas y, por último, la historia del rápido movimiento de los acontecimientos. Puede resultar útil tratar estas tres partes en el orden inverso.

La tercera parte, que es la más tradicional, probablemente corresponde a la idea original de Braudel de una tesis sobre política exterior de Felipe II, ofreciendo a sus lectores una obra especializada de historia militar y política. Sin embargo, esta narración de acontecimientos dista mucho de la tradicional historia de ”tambores y trompetas”. De vez en cuando el autor se sale de esta senda para hacer resaltar la falta de significación de los hechos y la limitación de la libertad en las acciones de los individuos.

A Braudel le interesa situar a los individuos y los acontecimientos en un contexto, en su medio, pero los hace inteligibles a costa de revelar su fundamental falta de importancia. La historia de los acontecimientos, dice Braudel, si bien es “la más rica en cuanto a interés”, es también la más superficial. Describía a los sucesos como “perturbaciones de superficie, crestas de espuma que las oleadas de la historia llevan sobre sus poderosos lomos”. “Debemos aprender a desconfiar de ellos”. Para comprender el pasado es necesario bucear debajo de las ondas.

Las aguas más calmas que corren a mayor profundidad constituyen el tema de la segunda parte de El Mediterráneo, y se refiere a la historia de las estructuras: sistemas económicos, Estados, sociedades, civilizaciones y las cambiantes formas de la guerra. Esta historia se desarrolla a un ritmo más lento que el de la historia de los acontecimientos.

El siglo XVI parece haber sido un período favorable a la formación de grandes Estados, como los imperios español y turco que dominaban el Mediterráneo. Lo mismo que las estructuras políticas, las estructuras sociales de los dos grandes imperios –opuestos en tantos aspectos- fueron haciéndose cada vez más semejantes. En ambas regiones, según Braudel, la tendencia fundamental era la polarización económica y social. La nobleza prosperaba y se trasladaba a las ciudades en tanto qu elos pobres se hacían cada vez más pobres y eran empujados a dedicarse a la piratería y al bandolerismo. En cuanto a la clase media, tendía a desaparecer frente a la nobleza, proceso que Braudel describe como “la traición” o la “bancarrota” de la burguesía. Extiende esta comparación del Mediterráneo cristiano y del Mediterráneo musulmán pasando de la sociedad a la “civilización”, como él la llama, en un capítulo que se concentra en las fronteras culturales y en la gradual difusión de ideas, de bienes o de costumbres a través de esas fronteras.

Por debajo de las tendencias sociales, se desarrolla todavía otra historia, “una historia cuyo transcurso es casi imperceptible…, una historia en la que todo cambio es lento, una historia de constante repetición, de ciclos permanentemente recurrentes”. El verdadero objeto de estudio es esta historia “del hombre en su relación con el ambiente”, una especie de geografía histórica o, como Braudel prefiere llamarla, una “geohistoria”. La geohistoria es el tema de la primera parte de El Mediterráneo que dedica unas 300 páginas a las montañas y llanuras, a las costas e islas, al clima, a los caminos terrestres y a las rutas marítimas.

Braudel muestra los contrastes que había entre el mediterráneo occidental, dominado por los españoles en ese período, y el Mediterráneo oriental, que estaba sometido a los turcos. “La política no hace más que seguir la línea general de una realidad subyacente. Estos dos Mediterráneos, regidos por gobernantes guerreros eran física, económica y culturalmente diferentes”. Sin embargo, toda la región mediterránea constituye una unidad y según Braudel, una unidad mayor que la de Europa, gracias al clima, a los viñedos y a los olivos que florecen en ella y gracias también al mar mismo.

Evaluaciones de El Mediterráneo

q       A pesar de sus aspiraciones a lo que se complacía en llamar una “historia total”, Braudel dice muy poco sobre las actitudes, los valores y las mentalidades colectivas.

Por ejemplo, prácticamente no hace ningún comentario sobre el honor, la ignominia y la masculinidad por más que este sistema de valores era de gran importancia en el mundo del Mediterráneo, tanto en el mundo cristiano como en el musulmán.

q       Un crítico norteamericano lamentaba que Braudel hubiera “confundido una respuesta poética al pasado con un problema histórico” de modo que al libro le faltaba un centro y la organización de la obra divorciaba los hechos de los factores geográficos y sociales que los explican.

¿Podía Braudel haber descuidado realmente su propio parecer?. En 1977 respondió en una entrevista: “Mi gran problema, el único problema que tenía que resolver era mostrar que el tiempo se mueve a diferentes velocidades”.

q       Otra crítica radical de El Mediterráneo se refiere al determinismo de Braudel. Un crítico británico escribió: “El Mediterráneo de Braudel es un mundo que no responde al control humano”.

Braudel describe al hombre como “prisionero” no sólo de su ambiente físico, sino también de su estructura mental. A diferencia de Febvre, Braudel no veía las estructuras como algo que capacitaran al hombre; consideraba que eran coacciones.

q       Una crítica más constructiva de la primera parte de El Mediterráneo podría ser sugerir que si bien el autor admite que su geohistoria no es totalmente inmóvil, él mismo no la muestra en movimiento.

Al publicarse en 1949, el trabajo de Braudel llamó la atención por el espacio dedicado al entorno físico, hoy sin embargo, el cuadro de Braudel resulta curiosamente estático, pues su autor no tuvo seriamente en cuenta la forma en que se modifica el medio ambiente por la presencia, por ejemplo, del hombre como destructor de bosques para construir las galeras que ocupan un lugar tan destacado en las páginas del Mediterráneo.

Braudel contribuyó mucho más que ningún otro historiador de este siglo a cambiar nuestras nociones de tiempo y espacio. El Mediterráneo hace que sus lectores cobren conciencia de la importancia que tiene el espacio en la historia, logra ese efecto  convirtiendo al propio mar en el héroe de su epopeya, en lugar de preferir una unidad política como el imperio español, par ano hablar de individuos como un Felipe II; ese efecto se logra al recordarse repetidas veces la importancia que tienen las distancias y las comunicaciones. Y, sobre todo, Braudel ayuda a sus lectores a ver el Mediterráneo como un todo al situarse fuera de él. Todavía más significativo para los historiadores es la original manera que tiene Braudel de tratar el tiempo, su intento de “dividir el tiempo histórico en tiempo geográfico, tiempo social y tiempo individual”

Por supuesto, antes de 1949 era bastante común en el vocabulario de los historiadores, así como el lenguaje corriente, la distinción de corto plazo y largo plazo. Sin embargo, continúa siendo una contribución personal de Braudel haber combinado el estudio de la longue durée con el estudio de la compleja interacción del ambiente, de la economía, de la sociedad, de la política, de la cultura y de los acontecimientos.

La nueva historia, su pasado y su futuro

La Nueva Historia es una historia “Made in France”, más exactamente, se trata de la historia relacionada con la denominada école des Annales, agrupada en torno a la publicación Annales: économies, societés, civilisations. El movimiento recibe su unidad sólo de aquello a lo que se opone.

La nueva historia es una historia escrita como reacción deliberada contra el “paradigma” tradicional, según el término útil, aunque impreciso, puesto en circulación por Thomas Kuhn, el historiador americano de la ciencia. Convendría describir ese paradigma tradicional como “historia rankeana”, por el gran historiador alemán Leopold von Ranke (1795/1886). También podríamos dar a este paradigma el nombre de visión de sentido común de la historia.

Por razones de sencillez y claridad podríamos resumir en algunos puntos la oposición entre historia vieja y nueva.

  1. Según el paradigma tradicional, el objeto esencial de la historia es la política.

La nueva historia, por su parte, ha acabado interesándose por casi cualquier actividad humana. Merece la pena recalcar el relativismo cultural implícito en todo ello. El fundamento filosófico de la nueva historia es la idea de que la realidad está social o culturalmente constituida. Este relativismo socava además la distinción tradicional entre lo central y lo periférico en historia.

  1. Los historiadores tradicionales piensan fundamentalmente la historia como una narración de acontecimientos, mientras que la nueva historia se dedica más al análisis de estructuras.

El filósofo francés Paul Ricoeur argumenta que toda historia escrita, incluida la denominada “estructural”, asociada a Braudel, adopta por necesidad cierto tipo de forma narrativa.

  1. La historia tradicional presenta una vista desde arriba, en el sentido de que siempre se ha centrado en las grandes hazañas de los grandes nombres, estadistas, generales y, ocasionalmente eclesiásticos. Al resto de la humanidad se le asignaba un papel menor en el drama de la historia.

Por otra parte, cierto número de nuevos historiadores se interesan por la “historia desde abajo”, es decir, por las opiniones de la gente corriente y su experiencia del cambio social. La historia de la cultura popular ha sido objeto de considerable atención.

  1. Según el paradigma tradicional la historia debería basarse en documentos
  1. Cuando un historiador pregunta ¿por qué Bruto apuñaló a César?, quiere decir ¿en qué pensaba Bruto para decidirse a apuñalar a César?.

Este modelo de explicación histórica ha sido criticado por historiadores más recientes por varios motivos, principalmente porque no consigue dar razón de la variedad de cuestiones planteadas por los historiadores, interesados a menudo tanto por movimientos colectivos como por acciones individuales, tanto por tendencias como por acontecimientos.

6. De acuerdo con el paradigma tradicional, la historia es objetiva. En la actualidad este ideal se considera, en general quimérico.

Fuente: Peter Burke, «LA REVOLUCIÓN HISTORIOGRÁFICA FRANCESA»

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