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PRONUNCIAMIENTO DE URQUIZA. CASEROS y CAÍDA DE ROSAS.

Posted by on 22 noviembre, 2010
General Justo José de Urquiza

Se conoce con el nombre de Pronunciamiento de Urquiza a una proclamación formulada el 1 de mayo de 1851 en la ciudad de Concepción del Uruguay, por el general Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos. En la entonces Confederación Argentina, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, el Brigadier Juan Manuel de Rosas, tenía la suma del poder público y estaba a cargo de las relaciones exteriores del territorio nacional. Cada año Rosas presentaba la renuncia al cargo, a sabiendas de que ésta sería rechazada. El pronunciamiento de Urquiza consistió en la efectiva aceptación de la renuncia presentada, la provincia de Entre Ríos reasume las facultades inherentes a su territorial soberanía”, recuperando la capacidad de conducir su comercio y relaciones exteriores con otras naciones hasta tanto no se formalizara la constitución de una República

El Pronunciamiento

Promediando el siglo XIX, el gobernador de Entre Ríos ha madurado suficientemente su revolución. Urquiza era un acaudalado hacendado que privilegiaba en sus decisiones políticas los intereses de su provincia, afectados por el problema de la libre navegación de los ríos. Lo que estaba en juego era la preservación del equilibrio de poderes en la región (no sólo de las provincias del litoral sino también de los países limítrofes).

“La prosperidad de su provincia corre riesgo, si Buenos Aires persiste en negar la salida del oro para las transacciones mercantiles y de la pólvora necesaria en el laboreo de la cal y del yeso, o si grava la entrada de carnes de la provincia. Y se estancará de continuar el Paraná y el Uruguay cerrados al tráfico ultramarino (…) urge por tanto la vigencia de un instrumento jurídico que ofrezca garantías a la propiedad, al comercio, a la familia, al individuo, que impida el despotismo y las arbitrariedades”.[1]

Pero sólo cuando se asegure una alianza lo suficientemente fuerte, Urquiza se enfrentara a Rosas. ¿Quiénes serán sus aliados? La República Oriental del Uruguay, el imperio del Brasil y la República del Paraguay.

Brigadier Juan Manuel de Rosas

Recordemos que en 1843, Rosas había decidido acentuar su intervención en la política interna uruguaya, para terminar con las conspiraciones que los unitarios exiliados organizaban desde Montevideo. Con este propósito ordenó a la escuadra porteña bloquear el puerto montevideano y apoyó con tropas al general Oribe, quien sitió Montevideo. Afectados en sus intereses, los comerciantes ingleses y franceses que operaban en Uruguay reclamaron la intervención de sus gobiernos en salvaguarda de sus intereses. La escuadra anglo-francesa bloqueó el puerto de Buenos Aires en septiembre de 1845, con el objetivo de forzar la libre navegación de los ríos argentinos y obligar a Rosas a levantar el sitio a Montevideo. En noviembre de 1845, se produjo la batalla de la Vuelta de Obligado, cerca de San Pedro, en la que el general Lucio Mansilla –por orden de Rosas- intentó cerrarle el paso a la escuadra enemiga. Aunque la flota destruyó las cadenas y las barcazas que entorpecían la navegación, derrotando a la heroica resistencia de las tropas nacionales, y pudo remontar el río Paraná, las ventas inglesas cayeron abruptamente, porque el asedio a Montevideo proseguía. Obligados a negociar, en 1847 Gran Bretaña levantó el bloqueo, un año más tarde Francia le siguió los pasos.

El 1ª de mayo de 1851, Urquiza se pronuncia contra Rosas, promulgando un decreto que fue celebrado como un triunfo en Montevideo, Río de Janeiro y en el Litoral.

Algunos de los puntos del pronunciamiento eran los siguientes:

1. Que es la voluntad del pueblo entrerriano reasumir el ejercicio de las facultades inherentes a su territorial soberanía delegadas en la persona del excelentísimo señor gobernador y capitán general de Buenos Aires, para el cultivo de las relaciones exteriores y dirección de los negocios generales de paz y guerra de la Confederación Argentina, en virtud del tratado cuadrilátero de las provincias litorales, fecha 4 de enero de 1831.

2. Que una vez manifestada así la libre voluntad de la provincia de Entre Rios, queda ésta en actitud de entenderse directamente con los demás gobiernos del mundo, hasta tanto que congregada la Asamblea Nacional de las demás provincias hermanas, sea definitivamente constituida la republica.

El Ejército Grande

El 22 de mayo de 1851, Urquiza suscribe un tratado en Montevideo entre el estado de Entre Ríos,  el Imperio del Brasil y la República Oriental del Uruguay. ¿El objetivo? Provocar la salida del general Oribe y de las tropas argentinas de tierras uruguayas, ya que todo avance sobre el Litoral sería imposible sin una base segura en la Banda Oriental. El Tratado sostendrá que si el gobierno de Buenos Aires “… declarase la guerra a los aliados, individual o colectivamente, la alianza actual se tornará en alianza en común contra dicho gobierno” (artículo 15).

El 25 de mayo publicó Urquiza una proclama a los pueblos argentinos buscando su adhesión. Resultó un fracaso ya que las provincias (menos Entre Ríos y Corrientes) adhirieron a Rosas. El 30 de junio, se reunieron en Gualeguaychú el doctor Herrera y Obes, el general Urquiza, el general Garzón (separado por Oribe de su ejército) y el señor Grenfell, jefe de la escuadra brasileña. La invasión al Estado Oriental era un hecho decidido. Urquiza y las tropas brasileras se mantendrían en la frontera, mientras Garzón pasaría al Uruguay y reconocería como único gobierno legítimo al existente en Montevideo.

El 16 de julio Urquiza pasó al Uruguay por el Hervidero, provocando la deserción de gran parte del ejército de Oribe, quien –desprovisto de gran parte de su oficialidad- designó al coronel Lucas Moreno para que arreglase una capitulación honrosa.

Las tropas brasileñas cruzaron la frontera del Uruguay en septiembre de 1851. El 8 de octubre de 1851, se produce la capitulación. Sin combatir, el general entregó su ejército. Fue un golpe demoledor para Rosas, sus mejores tropas, aprovisionadas desde Buenos Aires, que hasta ese momento habían apoyado a Oribe, serían ahora utilizadas en su contra.

Descartado Oribe del teatro de la guerra, las partes coaligadas firman, el 21 de noviembre en Montevideo, la convención. Los firmantes fueron: Diógenes Urquiza en representación de Entre Ríos y Corrientes, Manuel Herrera y Obes por Uruguay y Honorio Carneiro Leao por Brasil.

En dicha convención se declara que enemigo a vencer no era la Confederación Argentina, sino Rosas. Que el jefe a cargo de las tropas sería Urquiza. Brasil contribuiria con su escuadra, 3000 soldados de infantería, un regimiento de caballería y dos baterías de artillería. El Estado Oriental concurriría con 2000 soldados de las tres armas. El Emperador sufragaría los gastos de tamaña movilización, imponiendo las siguientes condiciones:

“ (…) Art. 6 – Para poner a los Estados de Entre Ríos y Corrientes en situación de sufragar los gastos extraordinarios (…) su Majestad el Emperador del Brasil les proveerá en calidad de préstamo, la suma mensual de 100.000 patacones por el término de cuatro meses(…). Art. 7 – Su Excelencia el  señor Gobernador de Entre Ríos, se obliga a obtener del gobierno que suceda inmediatamente al del general Rosas, el reconocimiento de aquél empréstito como deuda de la Confederación Argentina, y que efectúe su pronto pago con el interés del seis por ciento al año. En el caso, no probable, de que esto no pueda obtenerse, la deuda quedará a cargo de los Estados de Entre Ríos y Corrientes y para garantía de su pago con los intereses estipulados sus excelencias los señores gobernadores de Entre Ríos y Corrientes hipotecan desde ya las rentas y terrenos de propiedad pública de los referidos estados.”

En pos del derrocamiento de Rosas, Urquiza traspasaba los gastos de la expedición al erario público o –en el peor de los casos- ¡hipotecaba las rentas y las tierras de su provincia!. Evidentemente muy seguro debía de estar de su triunfo, y todo recurso era válido para lograrlo. Hasta aliarse con países extranjeros y endeudarse con ellos.

En los primeros días de diciembre, Urquiza se dirigió a la ribera del Paraná con el objetivo de pasar a Santa Fe. Quince días empleó el ejército urquicista para lograrlo.[2]

“La campaña de Urquiza al frente del Ejército Grande se desenvolvió exitosamente, pese a los tropiezos que implicaba operar primero sobre la República Oriental del Uruguay y volver luego a Entre Ríos para cruzar el Paraná y avanzar hacia Buenos Aires. Urquiza dispuso de tiempo para llevar a cabo su plan de operaciones, agrupando a las fuerzas aliadas y recibiendo los apoyos exteriores. Su avance no fue obstaculizado por Rosas, que dejó que el tiempo transcurriera, sin aprovechar el estado de ánimo favorable a su causa que se percibía en muchos habitantes de la provincia y sin reforzar el ejército mediante la movilización de las milicias. Encerrado en dudas y vacilaciones y desconfiando de sus generales, Rosas no adoptó ningún plan coherente. Cedió el terreno a su adversario y concentró todo su poder militar en las proximidades de Buenos Aires, dispuesto a arriesgar su suerte en una única batalla…”[3]

Las sublevaciones y deserciones se repitieron en ambos bandos. La fuerzas de Oribe que se habían sumado al Ejército Grande, intentaron la fuga en distintas ocasiones. El regimiento comandado por el coronel Aquino, que contaba con unos 700 hombres,  mató en la noche del 10 de enero de 1852 al coronel, un comandante, un mayor y dos oficiales que quisieron sofocar la sublevación y se dirigió a Buenos Aires.

Urquiza avanzó con rapidez, y el 26 de enero había llegado a las chacras de Chivilcoy. El general Pacheco, a cargo de la vanguardia rosista, se retira hacia la capital.[4] El 30 de enero, deja 6000 hombres de caballería al mando del coronel Hilario Lagos. Al día siguiente, la vanguardia invasora entra en combate contra estas fuerzas. Grande fue la sorpresa al observar que los soldados rosistas rehuían la pelea, dejando en el campo de batalla 200 muertos y 300 prisioneros.

La batalla de Caseros

En la noche del 2 de febrero de 1852, Rosas recorrió el escenario de la batalla que decidiría su futuro y el de la Confederación. En la mañana siguiente, las tropas de Urquiza, que contaba con 28.000 hombres contra 22.000 de Rosas, inició el ataque. La acción se inició con un nutrido fuego de artillería, y luego Urquiza envió contra el ala izquierda rosista una formidable carga de caballería, desbaratando la línea de defensa tras una lucha encarnizada. El combate prosiguió por el centro, donde los invasores chocaron contra el fuego de 60 cañones al mando de Chilavert, sufriendo serias pérdidas. Fue entonces que los aliados atacaron el ala derecha del ejército de Rosas, provocando su retiro. El centro, ahora sin protección a sus flancos, y acosado por todas partes, debió ceder a pesar de ofrecer una heroica resistencia.

Hacia el mediodía la victoria del Ejército Grande era completa. Urquiza estableció ese mismo día su cuartel general en la quinta de San Benito de Palermo. Rosas, ligeramente herido en una mano, ya había redactado su renuncia.

“Señores Representantes: es llegado el caso de devolveros la investidura de gobernador de la provincia y la suma del poder con que os dignasteis honrarme. Creo haber llenado mi deber como todos los señores Representantes, nuestros conciudadanos, los verdaderos federales y mis compañeros de armas. Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra independencia, de nuestra integridad y nuestro honor, es porque más no hemos podido. Permitidme HH. RR. Que al despedirme de vosotros os reitere el profundo agradecimiento con que os abrazo tiernamente; y ruego a Dios por la gloria de V. H., de todos y cada uno de vosotros. Herido en la mano derecha, en el campo, perdonad que os escriba con lápiz esta nota y de una letra trabajosa. Dios guarde a V. H. Juan Manuel de Rosas”.

Una vez en Buenos Aires, Rosas se asiló en la legación británica y esa misma noche, acompañado de su hija Manuelita, se embarcó en un buque de guerra inglés, y cuatro dias después emprendió viaje para Inglaterra en el vapor Conflict.

Caseros significó no sólo la derrota y el exilio de Juan Manuel de Rosas, sino también el desafío de reemplazar a la organización nacional existente por otra constitucional. Buenos Aires y las provincias debían sentarse nuevamente a la mesa de negociaciones, intentando zanjar diferencias políticas y económicas que hasta ese momento parecían irreconciliables. El siguiente paso sería el Acuerdo de San Nicolás de los arroyos.


[1] Bosch, Beatriz, Urquiza o la Constitución, en Nueva Historia Integral Argentina, Centro Editor de América Latina

[2] Según Sarmiento: “Urquiza permaneció todo el día sentado en una silla (…) presenciando el pasaje inmóvil e inabordable, porque aun sus allegados tiemblan de acercarse a él cuando desempeña una de sus funciones en que se quiere convertir el terror en una fuerza motora, para hacer a otros, a riesgo de su vida, vencer dificultades contra las cuales ningún auxilio inteligente se pone en juego (…) El resultado de la fascinación mágica de la presencia del general fue que en todo el día pasaron 600 caballos de 30.000 que aguardaban (…) Al día siguiente, no habiendo quien ejerciese el ensalmo del terror, se acudió a los medios vulgares, vulgarísimos de hacer las cosas, que fue encargar al general Madariaga de dirigir los trabajos.”

[3] Tau Anzoátegui Víctor, Balance del rosismo, en Historia Visual Argentina, fascículo 57, Clarín.

[4] En la conducta de Pacheco durante los preparativos del enfrentamiento y sus acciones durante su transcurso, hicieron creer a muchos que se hallaba entregado a Urquiza.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Carroza, W, Musa, M, y otros, Historia. La Argentina, América Latina y Europa entre fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XX, Santillana, Buenos Aires, 2010.

Historia Visual Argentina, Fascículo 57, Clarín.

Acevedo, J. E, Historia Argentina y Constitución Nacional, Lacort editor, Buenos Aires, 1940.

Nueva Historia Integral Argentina, Centro Editor de América Latina.

Scobie, James. La lucha por la consolidación de la nacionalidad Argentina, 1852-62, Hachette, Buenos Aires, 1979.

IMAGEN 1: De Desconocido – Museo Histórico Nacional via Facebook of Museo Palacio Dionisi(Direct link to image), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=92037693

IMAGEN 2: http://www.laguia2000.com/argentina/primer-gobierno-de-rosas

IMAGEN 3: De Austrian writer Alejandro Bernheim and the Italian cartoonist Carlos Penutti. Alejandro Bernheim founded together with the Chilean writer Manuel Bilbao (1827-95) the newspaper «La República» in 1868. IMPORTANT: Even if both were only 18 years old in 1852 (that is, were born in 1834) and had lived up to 100 years old and had died in 1934, even so more than 75 years has passed. – http://es.encarta.msn.com/media_81570436/Batalla_de_Caseros.html and http://www.oronoz.com/paginas/leefoto.php?referencia=%2056441&usuario=anonimo and http://www.allposters.es/-sp/The-Battle-of-Monte-Caseros-in-April-1852-Printed-by-C-Penuti-and-Alejandro-Bernheim-Posters_i1586579_.htm, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3683718

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