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MALVINAS, LOS CHICOS DE LA GUERRA

Posted by on 27 marzo, 2012

En las escuelas argentinas del pasado, los héroes del siglo XIX eran la encarnación de las virtudes patrias. Cuando a finales del siglo XX los héroes aparecieron de veras, el país se volvió sordo y ciego. Parecería que el heroísmo es bello en los libros de historia, pero indeseable y terrible en la realidad. No le demos la espalda al pasado, démosle a cada uno el lugar que le corresponde. A los que enviaron a la muerte a cientos de nuestros jóvenes, el repudio; a aquellos que lo dieron todo, nuestro recuerdo y nuestro homenaje, porque se lo merecen. Aquí, reproduzco uno de sus testimonios.

Ya en Malvinas, distribuyeron raciones para diez días, pero se nos prohibía comerlas alegando que éstas eran para el caso de que entráramos en combate. Tener estas raciones era como sacarte la lotería; por su parte, la comida caliente que nos suministraban consistía en agua caliente con dos o tres fideos. Mi sección se tuvo que quedar en el aeropuerto para carga y descarga, tuvimos que pasar la noche a la intemperie mientras los oficiales y suboficiales, por supuesto, la pasaban en las instalaciones del aeropuerto… Ya en las afueras de Puerto Argentino tomamos posiciones. Cavamos nuestras trincheras, que eran de 1,20 por3 metros. Tratábamos de acondicionarlas porque las características del suelo de Malvinas hacían que se llenaran de agua en un corto tiempo. La vida allí era muy dura. Porque además de las dificultades de comida, tampoco conseguíamos agua. Lo terrible era que frente a estas privaciones vi a compañeros estaqueados, a la intemperie bajo el frío, debido a que fueron a pedirle al teniente a cargo más comida. El teniente interpretó que habían abandonado su puesto y los consideró como traidores a la patria; por eso los estaqueó. Esta situación se repetía corrientemente… Teníamos la misma información que el resto del país, así que la mayoría del tiempo pensamos que íbamos ganando. Nos enteramos de que los ingleses habían hecho cabecera de playa, que seguían avanzando, pero nosotros igual íbamos venciendo, según nos decían.

Testimonio del ex combatiente Héctor A. Garompolo, 1983, en Alonso y Vázquez, La Argentina contemporánea, Aique.

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