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TERCERA PRESIDENCIA DE PERÓN. Cuando la fórmula fue Perón / Perón

Posted by on 8 octubre, 2012

A partir de lo ocurrido en Ezeiza, quedaba claro que los conflictos del interior del peronismo no se resolverían a través de la negociación y que los sectores más conservadores no estaban dispuestos a compartir espacios de poder con los más radicalizados, que habían pasado de ser “una juventud maravillosa” a ser considerados “infiltrados marxistas”.

Al día siguiente Perón realizaba un discurso en el que claramente anunciaba porque sector se inclinaría. “Nosotros somos justicialistas, levantamos una bandera tan distante de uno como de otro de los imperialismos dominantes”. Lejos quedaban así los sueños de renovación del peronismo, como querían los sectores juveniles. Frente a la PATRIA SOCIALISTA, los grupos conservadores oponían la PATRIA PERONISTA. El entonces Ministro de Bienestar Social y secretario privado de Perón,  José Lopez Rega, aparecía como la principal figura del ala derecha del movimiento.

En su primer discurso desde su arribo, Perón (quien había sido dos veces presidente de la República) mostró un cambio de orientación en su política hacia el interior del movimiento, cuando anunció que «los peronistas debemos retomar la conducción del movimiento», en una velada crítica a los grupos de izquierda.

Poco a poco, aquellos funcionarios que habían ascendido con la gestión de Cámpora, comenzaron a ser desplazados del gobierno. El indicador más claro del avance de los sectores conservadores dentro del movimiento fue el éxito que tuvieron en forzar la renuncia de Cámpora a la presidencia. Al haber renunciado también su vicepresidente, y al no estar en el país “oportunamente” el presidente del Senado, Alejandro Díaz Bialet, el cargo fue ocupado provisionalmente por el presidente de la Cámara de Diputados y yerno de López Rega, Raúl Lastiri, quien convocó a nuevas elecciones….

El 23 de septiembre una avalancha del 62% de los votos les dio un amplio triunfo a la fórmula del FREJULI, integrada por el propio Perón y su esposa María Estela Martínez, conocida como Isabelita. Los sindicatos volcaron esta vez todo su aparato en la campaña proselitista, mientras que los grupos ligados a Montoneros, fracasaron en su intento de impulsar la candidatura vicepresidencial de Cámpora. Aunque cuestionaron públicamente a Isabel, apoyaron al líder, argumentando que «el primer término de la fórmula es la máxima aspiración por la que hemos luchado estos dieciocho años».

Lejos de la fórmula triunfadora, con un 21% de los votos, les siguió el binomio radical (Balbín-De la Rúa).

El proyecto de Perón de liderar una política de pacificación y ordenamiento institucional que ayudara a consolidar el programa económico se vió obstaculizado por la profundización de la lucha entre facciones antagónicas dentro del movimiento peronista y por las debilidades del programa económico elaborado por Gelbard, además de las resistencias de las organizaciones obreras y de los empresarios a dejar de lado sus intereses sectoriales.

BATALLA IDEOLÓGICA DENTRO DEL PERONISMO

En agosto de 1973, Mario Firmenich, uno de los jefes montoneros, dirigió a los cuadros de la JP un discurso que marcó un momento clave en la historia de las relaciones entre la izquierda del peronismo y Perón. En ese discurso, Firmenich afirmó la coincidencia estratégica con Perón -el frente antiimperialista- y señaló las diferencias ideológicas que los separaban del líder: «Tenemos una CONTRADICCIÓN IDEOLÓGICA con Perón, pero también tenemos una COINCIDENCIA ESTRATÉGICA».

Mario Firmenich anuncia el pasaje a la clandestinidad de Montoneros

La contradicción ideológica surgía de la diferente apreciación acerca del significado del frente policlasista. Para los montoneros esa alianza de clases sólo tendría un sentido revolucionario si era conducida por la clase trabajadora organizada. En momentos en que Perón reforzaba la estructura vertical de la CGT, consolidando la posición de la burocracia sindical, los Montoneros declaraban su voluntad de transformar internamente al peronismo, desplazando a la burocracia sindical, el principal enemigo en su interior. «Si no organizamos ahí –dijo Firmenich– si no tenemos organizada a la clase trabajadora, no hay proceso de liberación». Reafirmando la identidad política peronista, los Montoneros y la JP se dispusieron a librar una batalla ideológica en el seno mismo del movimiento. ¿Cómo explicaron desde la izquierda la inclinación de Perón por el ala derecha del movimiento? La respuesta de Montoneros fue la de elaborar la “teoría del cerco”, en la que Perón era una figura neutral en este enfrentamiento, pero rodeado y desinformado por el grupo lopezrreguista. Había entonces que romper ese “cerco” que alejaba al líder de la juventud, para poder entonces negociar directamente con él.

AVANCE DE LA DERECHA

Después del ataque que realizó el ERP al cuartel de Azul en el mes de Enero, Perón desplazó del gobierno a los funcionarios relacionados con la tendencia revolucionaria que -nombrados en tiempos de Cámpora- aún permanecían en el gobierno. Así se desplazó al gobernador de Buenos Aires, Oscar Bidegain, asumiendo su vice, Victorio Calabró, con el apoyo de las FF-AA, la CGT y por el líder radical Balbín. En Córdoba, el gobernador Ricardo Obregón Cano, de la Tendencia, fue objeto de una insólita rebelión de la policía, encabezada por el Teniente Coronel Navarro. El llamado Navarrazo -golpe de Estado provincial- culminó con el envío de un interventor federal que se hizo cargo del gobierno. Situación similar sufrió el gobernador mendocino.

José López Rega

Al mismo tiempo, se fue afianzando una estructura represiva bajo las órdenes del ministro López Rega. El ascenso, como jefes de la Policía Federal y de la Superintendencia de Seguridad, de los comisarios Alberto Villar y Luis Margaride, acentuó el carácter represivo de la policía y afianzó la estructura organizativa de un grupo parapolicial conocido como la TRIPLE A (Alianza Anticomunista Argentina). Desde entonces se sucedieron atentados contra militantes políticos, locales y medios de prensa de sectores de izquierda.

El caso que causó más impacto fue el asesinato del sacerdote tercermundista Carlos Mugica, muerto por la Triple A en mayo de 1974. En este contexto, los diputados nacionales del bloque de la Juventud Peronista renunciaron a sus bancas.

RUPTURA ENTRE PERON Y MONTONEROS

Perón respaldó decididamente a los que se proclamaron como los ortodoxos -jefes de la CGT y lopezrreguistas- y esto acentuó el enfrentamiento entre el presidente y los sectores de la Tendencia.

En ocasión del acto en conmemoración del Día de los Trabajadores -el 1° de mayo de 1974– realizado en Plaza de Mayo, en un hecho sin precedentes en la historia del peronismo, más de la mitad de los concurrentes al acto -simpatizantes de partidos de izquierda- cuestionaron a la esposa de Perón -corearon la consigna «No rompan más las bolas, Evita hay una sola”- e interrumpieron el discurso del líder preguntando «¿Qué pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno popular?” La reacción desencajada de Perón, que señalo a los jóvenes como «esos estúpidos que gritan» y alabó la lealtad de los viejos sindicalistas, sabios y prudentes, provocó la retirada de las columnas de manifestantes que se identificaban con los Montoneros y la plaza quedó semivacía, aunque el discurso de Perón no había terminado.

Quedaban claro las dificultades que Perón enfrentaba para mantener su liderazgo sobre un movimiento en el que se había producido una DIVISIÓN IDEOLÓGICA -entre ortodoxos y revolucionarios- y en el que cada sector tenía capacidad para actuar con autonomía.

Era ahora el tiempo en el que los sectores juveniles demostraban su importancia como actores políticos y su deseo de disputarle al propio Perón la dirección política del movimiento.

DIFICULTADES DEL PROGRAMA ECONÓMICO . Fracaso del Plan Gelbard

 ¿Era posible la consolidación del proyecto de Perón bajo las condiciones nacionales e internacionales? Los hechos señalarían que no. El contexto económico internacional se tornó desfavorable para el Plan Gelbard. El aumento del precio del petróleo decidido por la OPEP afectó al mercado mundial, provocando un alza generalizada de precios, restricciones energéticas y recesión en las principales economías.

Nuestra industria seguía dependiendo de la importación de insumos y la crisis petrolera derivó en una fuerte presión para mover los precios internos. la inflación -del 8% en 1973 al 40% en 1974- complicó al plan económico, porque necesitaba de la estabilidad de los precios y salarios durante dos años.

Asimismo, la baja de los precios internacionales de los productos agrícolas y la decisión de la Comunidad Económica Europea (julio de 1974) de prohibir la importación de carne argentina, redujeron las ganancias del sector agropecuario y las posibilidades del Estado de obtener divisas y derivarlas al sector industrial.

¿Qué hicieron entonces los empresarios? Al estar controlados por el Estado y no poder aumentar sus precios, para mantener las ganancias optaron por disminuir la producción, violar los precios máximos, provocar el desabastecimiento y vender parte de la producción al mercado negro.

El plan económico peligraba porque los empresarios industriales nucleados en la CGE no eran lo suficientemente fuertes como para liderar el proceso productivo y reemplazar a los grupos económicos más concentrados, predominantemente extranjeros. Cabría preguntarse si el plan favorecía a la asociación con las empresas transnacionales antes que provocar su ruptura.

El Pacto Social, que pretendía contener por igual a empresarios y trabajadores, provocaba en los hechos un desequilibrio: los sectores capitalistas contaban con el recurso de no invertir o de limitar sus inversiones si no acordaban con el gobierno. La inversión pública debió sostener entonces la expansión de la actividad económica, al caer la inversión privada.

“Intensificación de la lucha de clases, lógica de acumulación del capital, contexto internacional modificado, eran aspectos que, articulados entre sí, tornaban inviable el plan económico”. (Nicanoff y Pita, 2002).

LA MUERTE DE PERÓN

La estrategia que llevaron adelante los sindicalistas consistió en lograr aumentos salariales por empresa, al margen del pacto social, para compensar el alza de los precios. Frente a las dificultades, Perón intentó retomar la iniciativa y respaldar al plan económico. El 12 de junio pronunció un discurso por radio y televisión en el que denunció a los «irresponsables sindicalistas y empresarios que violan el Acta de Compromiso Nacional y algunos diarios oligarcas que están insistiendo en el problema de la escasez y del mercado negro (…) no hay que olvidar que los enemigos están preocupados por nuestras conquistas, no por nuestros problemas. Ellos se dan cuenta de que hemos nacionalizado los resortes básicos de la economía y que seguiremos en esa tarea, sin fobia, pero hasta no dejar ningún engranaje decisivo en manos extranjeras».

El mensaje fue seguido de una movilización en la Plaza de Mayo y concluyó con el último discurso de Perón pronunciado desde los balcones de la Casa Rosada, donde afirmó «Mi único heredero es el pueblo».

El 1º de julio, Perón falleció. La ausencia del líder que lograba articular y conducir un movimiento muy heterogéneo llevó a un primer plano a la lucha social y al enfrentamiento violento entre las facciones antagónicas del peronismo. Al morir Perón, el jaqueado programa económico perdió su último sostén político. Se iniciaba la presidencia de María Estela Martínez de Perón

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

Romero, Luis Alberto, Breve historia contemporánea de la Argentina, FCE, Bs. As, 2001, 2da edición.

Larraquy, Marcelo, López Rega, el peronismo y la triple A, Punto de lectura, Buenos Aires, 2007.

M. E. Alonso y E. C. Vazquez, Historia, La Argentina contemporánea (1852/1999), Aique, Buenos Aires, 2000.

Bonasso, Miguel, El Presidente que no fue, Planeta, Buenos Aires, 1997.

Nicanoff, Sergio y Pita Fernando, Regreso y fracaso en tres actos: el peronismo (1973/1976) en Historia Argentina Contemporánea, Dialektik, Historia y sociedad, Buenos Aires, 2002.

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