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LOS NIETOS 106 y 107

Posted by on 17 febrero, 2013

Pablo Gaona Miranda es el nieto 106 , secuestrado durante la última dictadura militar argentina (1976/1983) y recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo.  Ricardo Gaona Paiva y María Rosa Miranda fueron sus padres y él nació el 13 de abril de 1978 a las tres de la tarde en el Hospital Rivadavia. Hace un mes que sabe que es Pablo Gaona Miranda. Antes era Leandro, un chico que arrastraba dudas sobre su identidad, que las cargó al hombro durante años: “Me sentía atrapado, maniatado. No sabía cómo hacer para soltarme. Ahora tengo una sensación de paz, aunque al principio no entendés nada. Cuando voy a dormir ahora duermo más tranquilo, por lo menos sé quién soy y eso es fundamental”.

Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el pasado 9 de octubre de 2012, la restitución de la nieta apropiada 107, quien es hija de Carlos Héctor Oviedo y María de las Mercedes Moreno, y nació durante el cautiverio de su madre, en la Maternidad Provincial de Córdoba el 11 de octubre de 1978.

Estela de Carlotto, titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, explicó que «María de las Mercedes visitaba a su marido, quien estaba como preso común en un penal córdobes, y allí también había presos políticos detenidos clandestinamente, con los que ella se solidarizó y comenzó a sacar del penal las cartas que escribían a sus familiares».

«El 26 de septiembre de 1978 fue secuestrada, embarazada de siete meses y fue llevada al departamento de Informaciones dela Polícia de Córdoba conocido como ‘D2’, centro clandestino bajo el mando de Luciano Benjamín Menéndez  y permaneció como detenida desaparecida hasta que recuperó su libertad en 1979», agregó Carlotto.

«El 11 de octubre de 1978, María de las Mercedes fue trasladada a la Maternidad Provincial, donde encadenada dio a luz a una niña de la que fue separada inmediatamente y fue llevada nuevamente al centro clandestino pero sin su hija», relató la titular de Abuelas.

Las historias y los testimonios se repiten. El factor común es el dolor. Pablo supo desde chiquito que era “adoptado”. Pero “a fines de 2003 o principios de 2004”empezó a sospechar que podía ser hijo de desaparecidos. El hecho de que su padrino, un primo de su “padre”, fuera militar, alimentaba ese sentimiento. Una noche estaba solo en su casa mirando la televisión y se quedó enganchado con una entrevista que Gerardo Rozín le hacía a un joven que había sido apropiado durante la última dictadura. No se acuerda quién era, pero se le grabaron sus frases: dijo que antes de recuperar su identidad sentía que alguien lo estaba buscando, que su madre lo estaba buscando. Pablo se puso a llorar. Y ese día algo cambió. Pero pasó mucho tiempo antes de que se decidiera a llamar a Abuelas de Plaza de Mayo. “Yo tenía mi vida… y lo empecé a negar, a postergar. Me costaba y me costó un montón de años.”

Pablo no les dice “apropiadores” a las personas que lo criaron, dice, por ejemplo, “mi vieja”, pero siempre titubea antes de hacerlo. Todavía vive con ellos. Les cree cuando aseguran que no sabían sobre su origen.

Al recuperar su libertad, el 7 de abril de 1979, María de las Mercedes empezó la búsqueda de su hija, que incluyó la visita ala Casa Cunade Córdoba, los Juzgados de menores, hasta que realizó la denuncia antela Fiscalía FederalNº 3 de Córdoba.

En diálogo con la prensa, Carlotto expresó que «esta madre, viuda, quedó sola y siempre buscó a sus hija, junto a sus otras hijas, así que mi optimismo es que esta joven que es madre y puede saber lo que sentiría ella si le arrancan un hijo, va a querer saber y encontrarse con una madre que la está esperando para abrazarla».

Por su parte, Fresneda expresó que, «esto es una alegría porque recuperar esta identidad es recuperar un pedazo dela Argentinadestrozada por el terrorismo de Estado, hoy hablé conla Presidentay manifestó también su alegría porque creemos que gracias a la lucha dela Abuelaspero también a que los Derechos Humanos se han convertido en política de Estado, esto sigue siendo posible».

«Los hermanos que hoy recuperan su identidad se incorporan a un país con memoria, verdad y justicia lo que ayuda a dimensionar la gran tragedia que hemos vivido pero también dimensionar la vida con identidad, de qué amor surgimos», concluyó el secretario de Derechos Humanos.

 

 

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