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LA IZQUIERDA en AMÉRICA LATINA

Posted by on 12 noviembre, 2019

Para comenzar a tratar de explicar este fenómeno tan complejo, deberíamos decir que no hubo, ni hay, una sola izquierda. Los fundamentos doctrinarios de la izquierda en América Latina son inequívocamente marxistas, especialmente en cuanto a sus fines, sin embargo las diferentes estrategias a aplicar -los medios- son diferentes, y creo que allí radican las controversias y las divisiones. Si el interrogante es:¿Cómo alcanzar el poder? Aquí las diferencias mas marcadas giran en torno al uso de la estrategia revolucionaria o la democrática. Muchas veces las rivalidades y los enfrentamientos se han producido más entre estos dos grupos que frente a los partidos de derecha, a los que en la mayoría de los casos han resultado funcionales.

La revolución bolchevique dio fundamento a los partidos comunistas y socialistas. El comunismo latinoamericano fue visto como representante directo de un movimiento internacional que abogaba por la revolución mundial. Las disputas entre Stalin (1) y Trotsky (2) dividieron las aguas y marcaron diferentes líneas de interpretación. Más allá de ello, en Latinoamérica, en la década del 20, las ideas del socialista peruano Juan Carlos Mariátegui imprimieron un sello propio.

Argentina y Chile fueron dos casos en los cuales los partidos socialistas recibieron más apoyo electoral que el resto de los partidos de izquierda. De origen marxista, optaron por una práctica electoral y parlamentaria, dirigiendo su discurso a un grupo social más abarcativo. Pero sería el fenómeno del populismo el que logró captar el mayor apoyo de las clases trabajadoras que la izquierda pretendía representar. «El espacio político que en Europa ocupaba la socialdemocracia sería ocupado en América Latina por partidos populistas de signo nacionalista» afirma Alan Angell (3). Su inspiración muchas veces provenía de ideas marxistas y su relación con los partidos de izquierda oscilaba entre la cooperación y la rivalidad. «Tenían una vocación de poder más fuerte, disfrutaban de un apoyo social más amplio y sus líderes eran más flexibles y estaban dotados de una mayor sagacidad política». (4).

Ejemplos: la peruana Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), la Acción Democrática (AD) en Venezuela, el Partido Peronista en Argentina, los Colorados en Uruguay, el Partido Trabalhista Brasileiro (PTB) de Vargas en Brasil y el Partido Liberal en Colombia.

Las ideas marxistas también influyeron mucho en otros gobiernos, como el México de Lázaro Cárdenas en la década del 30 o el Perú de Juan Velasco Alvarado de los ´60. Todas estas experiencias significaron un problema que se le planteaba a la izquierda, porque su «base social natural», obreros y campesinos, apoyaban a los partidos populistas o inclusive a partidos de derecha. Resultaba claro que la influencia marxista en el continente no se hizo sentir a partir de la izquierda, como se suponía, sino más bien en el nivel de la ideología o como estímulo de movilización y acción política. Así, sus banderas, sus reformas, sus propuestas eran llevadas adelante por otras corrientes políticas.

«El marxismo latinoamericano heterodoxo y revolucionario tuvo su expresión política más poderosa en la revolución cubana y, más adelante, en la revolución nicaraguense»(5). Efectivamente, la experiencia cubana significó un antes y un después. Su influencia se manifestó de muchas maneras, una de ellas fue dividiendo a la izquierda entre los que creían que era posible llegar al socialismo por medios pacíficos y los que formaban movimientos revolucionarios para llegar al poder por medio de la violencia política. Después de varios intentos fallidos en los 60, la izquierda renació con el triunfo de Salvador Allende y la Unidad Popular de 1970 en Chile, como una vía pacífica y electoral al socialismo. La experiencia se vio frustrada con el golpe de 1973, un revés solo mitigado por el triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua.

La caída de la U.R.S.S. en 1991 fue sin dudas un golpe duro de asimilar para la izquierda, pero en Latinoamérica se transformó en un desarrollo de un socialismo democrático asociado con la lucha por los derechos ciudadanos, sostenidos por el anhelo de participación y de igualdad.

(1) Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, ​ más conocido como Iósif Stalin​ fue un político y dictador soviético, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética entre 1922 y 1952 y presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética entre 1941 y 1953.

(2) Trotski fue uno de los organizadores clave de la Revolución de Octubre, que permitió a los bolcheviques tomar el poder en noviembre de 1917 en Rusia.​ Durante la guerra civil tuvo a su cargo la creación del Ejército Rojo. Posteriormente, se enfrentó política e ideológicamente a Stalin, lo que le causó el exilio y posterior asesinato. En tanto que Trotski fue un exponente de la revolución mundial, fue el concepto de Stalin de socialismo en un solo país el que se convirtió en principal enfoque de la política soviética

(3) ANGELL, Alan, La izquierda en América latina desde 1920, en Bethell Leslie, Ed, historia de América Latina, 12, Política y sociedad desde 1930, Cambridge University Press, Crítica, Barcelona 1997, pág. 74.

(4) Ibídem, página 73.

(5) Ibídem, página 75.

Imagen: https://elpais.com/internacional/2018/11/02/actualidad/1541179159_896155.html

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