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PRESIDENCIAS DE PERÓN (1946/1955)

Posted by on 20 diciembre, 2019
El General Perón saluda a la muchedumbre en uno de sus primeros actos públicos como presidente de los argentinos

El 4 de junio de 1943 un golpe militar derrocó a Ramón Castillo. Encabezado por el general Arturo Rawson, desplazado luego por Pedro Pablo Ramírez y por Edelmiro J. Farrell. Marysa Navarro Gerassi afirma que Perón fue el heredero del golpe de junio y que su primera presidencia fue la consolidación de un proceso empezado en 1943 y, como tal, continuador de la transformación de la Argentina en una sociedad industrializada moderna. Las elecciones presidenciales de febrero de 1946 convirtieron a Juan Domingo Perón en Presidente de todos los argentinos, con el 54% de los sufragios. «Perón había ganado, pero el peronismo estaba todavía por construirse«(Romero). El país ya no sería el mismo…
La doctrina peronista se elaboró sobre la base de tres principios fundamentales: 1) la justicia social; 2) la independencia política y 3) la soberanía política. Así como los trabajadores tenían como organización central ala CGT, el gobierno buscó extender el ejemplo a otros sectores (Ej. con los empresarios en la Confederación General de Economía o con los estudiantes universitarios).

EL ESTADO PERONISTA

Inauguración del gasoducto Comodoro Rivadavia – Bs. As.

El modelo de Estado peronista buscaba el apoyo total de la sociedad, lo que se dio en denominar la «peronización» de la misma (o reducir a la mínima expresión la oposición). También el control del gobierno se extendió a la prensa. En materia educativa, el sistema vivía una crisis de crecimiento. El peronismo introdujo cambios que orientaron primeramente a la democratización del sistema, a través de la expansión de la matrícula en todos los niveles, la mejora de los salarios docentes, y la construcción y equipamiento de numerosos edificios escolares. Esta política pudo llevarse a cabo con éxito debido a las medidas redistributivas del ingreso que produjeron aumentos de salarios y el mejoramiento del nivel de vida de los sectores obreros como así también, al importante nivel de inversión en educación que mantuvo el gobierno. En las universidades también se aplicó esta política de control; algunas de ellas sufrieron la intervención estatal y otras el recambio de académicos por otros más adictos al gobierno.

Al peronismo le resultaba esencial la difusión de la nueva doctrina. Para ello apeló a las formas de la propaganda conocidas. Puso en marcha mecanismos que permitieran explicar, disuadir o imponer su propuesta ideológica. La pedagogía educativa no podía quedar afuera de este esquema. Lo principal de la pedagogía peronista fue la exaltación de los símbolos y paradigmas propios: Perón, Evita, las empresas públicas, el ahorro popular, el movimiento obrero y los sindicatos.

Imagen de libro de texto primario de la época

Sin embargo, el sistema planteó grandes resistencias a estos cambios. Entonces, el peronismo centró su estrategia educativa de masas en acciones predominantemente no escolarizadas, paralelas a su accionar en el sistema educativo tradicional. La creación de escuelas sindicales, el accionar de la Fundación Eva Perón, la organización de grandes actos de masas para asistir al discurso coloquial del «líder», la utilización de los medios de comunicación masivos y la difusión del deporte.
El disenso político quedó recluido al ámbito parlamentario donde también se tomaron algunas medidas para callar la oposición. La sanción de la Ley de Desacato, que permitía la expulsión de diputados incluidos en esa figura, y la alteración de las normas de funcionamiento del Parlamento apuntaban a esa dirección. El punto culminante de esta avanzada fue la reforma de la Constitución Nacional realizada en 1949, entre cuyas medidas se introdujo la posibilidad de la reelección presidencial.
Durante los años 40, y más precisamente durante los gobiernos peronistas, hubo una clara política de intervención estatal, anticipada en la política social. El otorgamiento de derechos sociales a los trabajadores fue sin duda uno de los aspectos más relevantes y estuvo acompañado por medidas que tendieron a una mayor centralización y control por parte del Estado.
Las políticas sociales del peronismo, mantuvieron su carácter sectorial atendiendo a las demandas de aquellos grupos sindicalizados con capacidad de presión sobre las autoridades.
La inexistencia de cambios estructurales en la configuración económica del país implicó que esta política redistributiva llegara rápidamente a su fin cuando las condiciones mundiales se modificaron nuevamente. Eva Perón, fue el canal de comunicación entre el gobierno y los sectores populares no sindicalizados (Fundación Eva Perón). Para Romero, Evita se transformó en la encarnación del Estado de bienestar. En 1950 se crea la Fundación Eva Perón, cuya finalidad era obtener una base de apoyo más amplia y la incorporación al sistema de sectores sociales, trabajadores o no, que estaban excluidos de éste. Así, esta institución, a través de la «ayuda social», funcionó como el nexo que permitía la incorporación de los elementos considerados más débiles de la sociedad a la maquinaria del régimen.
El peronismo, desde sus orígenes, impulsó la movilización de las mujeres. Las causas de esta movilización han sido explicadas a partir de las necesidades del gobierno peronista de ampliación de sus bases de sustentación social. El sufragio femenino, otorgado en 1947, consolidó su inclusión en las políticas del Estado.
Para Plotkin, la integración de las mujeres a la vida política era importante para el régimen por dos motivos: 1) Perón necesitaba ampliar su base política y el electorado femenino proveía territorio fértil para la obtención de nuevos votos. 2) Perón percibía a las mujeres como misioneras potenciales que podrían esparcir el mensaje peronista en los hogares, facilitando de esta manera la obtención de la codiciada «unidad espiritual».
La participación política de las mujeres es legitimada del mismo modo que su ingreso al mundo del trabajo vía la defensa del hogar y de sus hijos.

ECONOMÍA EN LA ARGENTINA PERONISTA

En el momento de la finalización de la guerra, la Argentina se había visto favorecida por la colocación a altos precios de sus productos pero las posibilidades de operar con ese superávit presentaba problemas. Durante los gobiernos de Perón la política económica se centró en una industrialización sustitutiva y descansó en dos pilares: 1) la nacionalización de la economía por parte del Estado y 2) la búsqueda del pleno empleo de los trabajadores elevando su nivel de vida. La intervención estatal en la vida económica y social fue planificada a través de los Planes Quinquenales.
El primer Plan Quinquenal (1947-1951), planteó como objetivo fundamental la transferencia de recursos desde el agro hacia la industria. Para tal fin se creó el IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio). La función de este organismo era monopolizar las exportaciones; el Estado compraba la producción agraria pagando precios fijos, y vendía luego esos productos a precios internacionales que estaban más altos. Con la diferencia obtenida, se otorgaban créditos a la industria.
Otro punto decisivo en la política económica del gobierno peronista fue la nacionalización de empresas, como el Banco Central y las empresas de ferrocarriles y teléfonos.
Durante los años 1947 y 1948, el PBI aumentó considerablemente y permitió una redistribución del ingreso entre los sectores populares, lo que produjo una evidente mejora en el nivel de vida(mayor consumo de bienes durables).
En los años finales de la década de 1940 se modificó totalmente el panorama económico. La recuperación de los países europeos y la inundación de sus mercados con granos norteamericanos provocó un serio declive en las exportaciones argentinas, que no podían colocar la producción agropecuaria a raíz de la política implementada por el Plan Marshall de subsidiar a sus exportaciones.
Como en otros países latinoamericanos, se llegó a un punto en el que se hicieron evidentes los límites del modelo económico industrial basado en una economía que, básicamente, seguía apoyada en los ingresos derivados de la producción agropecuaria. La opción de una industria exportadora no fue encarada de forma consecuente. La continuidad de una situación de dependencia respecto de las exportaciones de productos primarios, y la necesidad de importaciones esenciales para proseguir con el proceso de industrialización condujo a que el modelo entrara en crisis a partir del sector externo, es decir un fuerte desequilibrio en la balanza de pagos. Era claro que la debilidad estructural más grave era la dependencia de las industrias de los insumos importados. Los bienes de capital eran de origen extranjero, lo que significaba la necesidad de disponer de un fuerte volumen de divisas para poder hacer frente a las importaciones. Por otro lado, los diferentes tipos de subsidios garantizados por el Estado de alguna manera protegieron a algunas industrias cuyas producciones eran de baja calidad y sin posibilidad de competir en el exterior debido a la tecnología obsoleta que utilizaban.

La respuesta del gobierno a la crisis planteada fue un plan de austeridad y estabilización lanzado e 1952 que incluía el congelamiento de los salarios y los precios.

El segundo Plan Quinquenal (1953) implicó un decisivo cambio de rumbo. Tenia varios objetivos: aumento de la producción agraria en detrimento de la industria, reducción de las importaciones, contención del gasto público, reducción de la intervención estatal en la economía y apertura a los capitales extranjeros. Sin embargo, las dificultades económicas no pudieron ser revertidas. Las sequías de 1949-51 agravaron la situación.
Además, la apertura del capital extranjero como intento de impulsar la recuperación económica sobre nuevas bases, generó diferencias dentro del mismo partido gobernante. El precontrato firmado a principios de 1955 con una empresa estadounidense para la explotación y exploración de petróleo en Santa Cruz contribuyó a debilitar al gobierno.

Podemos afirmar que los objetivos económicos del peronismo no lograron concretarse en su totalidad. A pesar de ello, bajo su gestión se aceleró el proceso industrializador iniciado tibiamente en la década del 30. Se construyeron acerías, gasoductos y emprendimientos hidroeléctricos. Hacia 1955 la Argentina producía el 99% de sus bienes de consumo. Creó Aerolíneas Argentinas, e hizo de nuestra marina mercante un orgullo. Tal es así que hacia principio de los 50, transportaba más cargas nacionales que las bodegas de barcos extranjeros (Navarro Gerassi). Sus logros se alcanzaron en los primeros cuatro años de gestión. ¿Qué sucedió después? Quizás sea correcto afirmar que Perón juzgó mal y a la ligera las condiciones internacionales.

RELACIÓN CON EL MOVIMIENTO OBRERO

Edificio de la Confederación General del Trabajo (CGT)

Uno de los pilares de la política peronista fue su relación con los obreros a través de los sindicatos. Todas las medidas derivaron en un aumento de la capacidad adquisitiva de los trabajadores que era lo que se buscaba para aumentar el consumo.
La crisis económica llevó a un nuevo diseño económico que alteró en gran parte la política implementada hasta el momento y que llevó al quiebre de la alianza gobernante. El congelamiento de los sueldos derivó en el inicio de un ciclo de huelgas y movilizaciones obreras. La respuesta del gobierno fue el retiro de las estructuras sindicales de los dirigentes gremiales que apoyaron esas medidas de fuerza.
Si bien el conflicto de clases no fue en modo alguno abolido, así como no se cumplió el idilio de armonía social retratado por la propaganda oficial, las relaciones entre capital y trabajo por cierto mejoraron. La eficacia de la ideología oficial dependió en forma decisiva de su capacidad para asociarse con las percepciones y la experiencia de la clase trabajadora. La retórica peronista, como cualquier otra, derivó su influjo en definitiva, de su aptitud para decirle a su público lo que éste deseaba escuchar. Entre los obreros existía receptividad, sustentada en la sensación de haber recobrado la dignidad y el respeto propio.

RELACIÓN CON LA IGLESIA CATÓLICA

El vinculo armónico que caracterizó al primer gobierno no se centraba en la aplicación por parte del gobierno, de las ideas del catolicismo social: la noción de armonía social reemplazó a la de lucha de clases sostenida por la izquierda. La misma Iglesia había llamado a votar a Perón en las elecciones de 1946, y el gobierno respondió al compromiso con distintas medidas, como el mantenimiento de la enseñanza religiosa en las escuelas y mayores aportes económicos a la Iglesia. Parecía, entonces, que el Estado volvía a su esencia católica. Pero, cuando el peronismo pretendió encarar la nación católica considerándose a sí mismo como su natural vehículo en el orden temporal, se generaron las contradicciones entre el Estado y la Iglesia. Esta relación de armonía comenzó a deteriorarse en el segundo gobierno de Perón cuando el Estado impulsó una mayor intervención en la sociedad ocupando áreas que hasta el momento se encontraban en manos de instituciones religiosas. La Fundación Eva Perón fue la que produjo la mayor resistencia por parte de la Iglesia, que la veía como una competidora en el ámbito de la caridad social. El Gobierno acusaba a la curia y a las instituciones vinculadas a la Iglesia, como el recientemente creado Partido Demócrata Cristiano y a la Acción Católica, de ser los principales opositores a su gobierno y de incentivar movilizaciones antigubernamentales.
El 7 de junio de 1955, el Episcopado argentino firmó una declaración en la cual denunciaba la persecución religiosa.

CAÍDA DE PERÓN

La oposición política comenzó a despertarse incentivada por la fuerte conflictividad social que aglutinaba a sindicalistas (que luchaban por aumentos salariales) e industriales (que querían volver al esquema proteccionista anterior). Un factor de importancia: el período peronista estuvo atravesado por un fuerte conflicto cultural, mucho más virulento que el estrictamente social, que enfrentó a la «oligarquía» y al «pueblo».
Desde la oposición, la resistencia a las prácticas políticas del peronismo se combinaba con la indignación ante la manera en que se llevó adelante el proceso de democratización social. Por lo tanto, se sumó la reacción frente a la invasión popular de los espacios considerados propios con la ira ante la pérdida de la deferencia y el respeto, que juzgaban producto de las medidas demagógicas del régimen.
Las Fuerzas Armadas se constituyeron paulatinamente en el centro de la oposición. En junio se produjo un intento fallido que incluyó un bombardeo aéreo sobre Buenos Aires. Finalmente, en septiembre, un nuevo golpe militar liderado por Isaac Rojas, Pedro Aramburu y Eduardo Lonardi destituyó a Perón y estableció un gobierno de facto. A Perón lo esperaría un largo e involuntario exilio. Las circunstancias y el destino lo llevarían nuevamente a la presidencia de la República en 1973.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

NAVARRO GERASSI, Marysa, Los Nacionalistas, Cap XII: La era de Perón.

Romero, Luis Alberto, Breve historia contemporánea de la Argentina, FCE, Bs. As, 2001, 2da edición.

CORBIÉRE, Emilio, Mamá me mima, Evita me ama. La educación argentina en la encrucijada, Sudamericana, Bs. As., 1999.

IMÁGENES: PAVÓN PEREYRA, Enrique, Perón, el hombre del destino, abril educativa, Bs. As., 1973, páginas 1, 25 y 49. CORBIÉRE, op. cit, pág 109. ALONSO, La argentina contemporánea, Aique, Bs. As., 1997, pág. 114.

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