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La Primavera de Praga. Cuestionamientos a la URSS.

Posted by on 16 diciembre, 2019
Bloque soviético durante la Guerra Fria

La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) fue el primer país socialista de la historia. Es por eso que rápidamente el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y el Estado soviético se constituyeron en modelos para los comunistas del mundo. Sin embargo, el socialismo implementado en la URSS, sobre todo a partir de que José Stalin, a fines de la década de 1920, se convirtiera en jefe máximo del Partido y del Estado, distaba mucho del imaginado y deseado por quienes, siguiendo el pensamiento marxista, aspiraban a «una sociedad sin clases»……

Este socialismo real cristalizado en el modelo soviético -y que tras el fin de la Segunda Guerra Mundial se extendió por los países de Europa del Este que conformaron el llamado bloque socialista- comenzó a ser cuestionado en distintas partes del mundo por intelectuales, políticos, instituciones y grupos de diversas tradiciones marxistas. Estos cuestionamientos se concentraron fundamentalmente alrededor de ciertos tópicos que caracterizaban al sistema soviético.

En el plano interno, la opresión de clase, que los marxistas juzgaban constitutiva del sistema capitalista y que la sociedad socialista estaba llamada a eliminar, fue reemplazada en la URSS por una opresión de nuevo tipo: aquella ejercida por funcionarios y jefes políticos sobre el resto del conjunto social. En efecto, la complejidad del sistema político-institucional soviético dio lugar a una verdadera burocracia -entendida ésta como actor social- que sostuvo y reforzó su poder a través del control ideológico. En la práctica, este control se tradujo en un alto grado de autoritarismo que culminó por reprimir y aplacar todo tipo de oposición interna o cuestionamiento. Así, las prácticas democráticas que habían caracterizado la vida interna de los primeros soviets fueron desterradas con el advenimiento del stalinismo, erigiéndose en su lugar la jerarquía burocratizada y la persecución  política.

Por otro lado, las repúblicas que conformaban la URSS constituían un conglomerado complejo de nacionalidades, etnias y credos religiosos cuyas expectativas de respeto y trato equitativo se vieron rápidamente frustradas por los designios del poder central ejercido desde Moscú.

Pero la burocratización y el autoritarismo no tenían repercusiones sólo en la vida política, social y cultural. Desde el punto de vista económico, la extrema centralización de la economía planificada y los criterios poco racionales sobre los cuales ésta se sustentaba culminaron, con el correr del tiempo, atentando contra la productividad y la eficiencia. Los espectaculares éxitos iniciales de aquel modelo, que la propaganda gubernamental supo capitalizar muy bien -y que comprendieron desde la reconstrucción del país tras la catástrofe de la Segunda GuerraMundial hasta la conquista del espacio- impidieron advertir el  uso ineficiente de recursos que terminaría por erosionar el crecimiento económico del gigante socialista.

Finalmente, en el plano internacional, la URSS también dio muestras de un fuerte autoritarismo. Y esto porque, si bien se mostró solidaria con distintos movimientos de emancipación y/o de transformación social de distintas partes del mundo (un ejemplo emblemático de ello fue el apoyo constante que recibió Cuba tras la revolución), dio cuenta al mismo tiempo de un alto grado de intolerancia para todo tipo de reformas dentro del bloque socialista.

En un contexto internacional signado por la Guerra Fría, varios países socialistas de Europa fueron escenario del surgimiento y la puesta en marcha de proyectos orientados a introducir reformas tanto políticas como económicas en el esquema socialista heredado. Muchos de estos intentos estuvieron acompañados por rebeliones populares y, demostrando que no estaría dispuesta a tolerar ningún desafío a su autoridad y temerosa de perder su supremacía política y económica en la región,la URSS los reprimió.

Primavera de Praga. Fotografía de Josef Koudelka

Un ejemplo de lo anterior fue la llamada Primavera de Praga. Allí, en Checoslovaquia, la necesidad de reformas de diversa índole fue planteada por destacados miembros del Partido Comunista Checo desde comienzos de la década de 1960. Las críticas -aunque no excluyeron aspectos económicos- se  concentraron en las prácticas dictatoriales del Partido. La postura reformista fue ganando posiciones en distintos sectores sociales, especialmente en los grupos intelectuales y, al promediar la década los stalinistas habían sido desposeídos de sus cargos y se había dictado una amnistía a los presos políticos (muchos de ellos personas que se habían mostrado en disidencia con las directivas de los antiguos jefes stalinistas). A comienzos de 1968, el gobierno emprendió una serie de actuaciones liberalizadoras que fueron apoyadas por los medios de comunicación, favoreciendo el levantamiento de la censura el día 5 de marzo. Se iniciaba así la Primavera de Praga. El siguiente paso vino cuando el Comité Central del PC aprobó el denominado «Programa de Acción»: junto a una relativa liberalización económica, se planteó un amplio programa reformista en el terreno político (libre creación de partidos siempre que aceptaran el modelo socialista, igualdad nacional entre checos y eslovacos) y social (derecho de huelga, sindicatos independientes y libertad religiosa).

La Primavera de Praga fue finalmente sofocada por el poder soviético que, tras invadir la capital checoslovaca en agosto de 1968, y haciendo oídos sordos a las protestas en las calles, echó por tierra todas aquellas reformas e impulsó una gran «purga» en el Partido Comunista Checo: más del 20% de los militantes fueron expulsados. La invasión soviética permitió mantener por la fuerza un sistema que perdió, así, todo su crédito entre la población checoslovaca.

Aunque acontecimientos similares habían ocurrido en Hungría en 1956 (donde la represión soviética fue quizás más feroz), la Primaverade Praga se convirtió en símbolo de un nuevo socialismo posible, «un socialismo con rostro humano», como los mismos protagonistas lo denominaron.

Las antiguas promesas de igualdad y libertad, que habían acompañado las esperanzas y utopías de tantos siglos de historia occidental y que en 1917 la Revoluciónde Octubre parecía destinada a cumplir por fin, naufragaban de esta manera, para muchos, en un mar de gestos represivos.

Bibliografía consultada.

DE MEMORIA. Testimonios, textos y otras fuentes sobre el Terrorismo de Estado en Argentina. Vol. 1: La Primavera de los Pueblos. La movilización política y social de los tempranos setenta. Asociación Civil Memoria Abierta. Bs. As, Secretaría de Educación, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Asociación Civil Memoria Abierta, 2005.

Imagen 1. https://es.wikipedia.org/wiki/Bloque_del_Este

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