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BIZANCIO, el Imperio que resiste

Posted by on 9 marzo, 2020

Teodosio, el último emperador romano de origen español, dividió el Imperio entre sus hijos. Arcadio y Honorio, en el año 395 d.C.
Arcadio, el mayor, gobernó el Imperio Romano de Oriente: que comprendía los territorios de Grecia, Macedonia, Turquía, Siria, Palestina y Egipto. La capital fue Constantinopla.
Honorio el menor, reinó en el Imperio Romano de Occidente; los territorios que en la actualidad pertenecen a Italia, Francia, España, Portugal, Inglaterra y el norte de África. La capital fue la ciudad de Milán, pero en la práctica siguió siendo Roma.

Basílica de Sant Apollinci en Ravenna.

La parte occidental del Imperio cayó en el año 476, mientras que el Imperio Romano de Oriente -tambien llamado Imperio Bizantino– resistió los embates de los germanos y de otros invasores sobreviviendo mil años más. Su capital, Constantinopla (o Bizancio) fue un rico centro comercial en el que se cruzaban las rutas marítimas y terrestres que comunicaban Europa con Asia.

En el Imperio Bizantino, el emperador ejercía un poder absoluto, ya que era el jefe supremo de la administración, el ejército y la Iglesia. Los fundamentos culturales de Bizancio fueron la administración y el derecho romanos, el idioma griego (que paulatinamente fue reemplazando al latín) y las creencias cristianas.

Emperador Justiniano con su séquito

Uno de sus emperadores más emblemáticos fue Justiniano. Llegó al trono en el año 527 y su gran sueño fue reconstruir el Imperio romano, tarea que consideraba posible dada la inestabilidad de los reinos romano-germánicos. Hábil estratega, luego de pactar una paz con los persas, dedicó todas sus fuerzas a la reconquista de Occidente. Al mando de los generales Belisario y Narsés, su ejército sometió al reino vándalo del norte de África en el año 533. El siguiente objetivo fue el reino ostrogodo de Italia, que cayó después de veinte años de lucha (533). Un año después, sus tropas desalojaron del sur de España a los visigodos.

Tras su muerte (565), ninguno de sus sucesores supo sostener el imperio, que se fue debilitando con el paso de los siglos. Primero se perdieron las provincias occidentales. Luego fue el turno de las orientales, que cayeron en manos de los árabes. Superada la breve ocupación de los cruzados (1204/1261), Constantinopla fue ocupada (1453) por los turcos otomanos, quienes rebautizaron como Estambul a la capital conquistada.

IMÁGENES: Gran Enciclopedia Temática Plaza, Plaza & Janes, Tomo I, Barcelona, 1989, págs. 394/395.

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