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¿La revolución hizo a los revolucionarios de Mayo de 1810? Absolutismo, Ilustración y Revolución

Posted by on 19 agosto, 2021

Por el Prof. Alejandro H. Justiparán

El período transcurrido entre 1808 y 1810 resulta de trascendental importancia a la hora de tratar de descifrar el período histórico correspondiente a las revoluciones Hispanoamericanas. En dicho período se conjugan múltiples factores y procesos. El declive de la monarquía española, el descontento de las colonias americanas, la circulación del ideario ilustrado, la expansión napoleónica europea y el ineludible tránsito hacia la Modernidad. Los sustentos de un mundo que está llegando a un fin inexorable, el poder temporal encarnado en la Monarquía y en el derecho divino de los reyes y el papel de la Iglesia –como sustento de ese poder y reservorio de las tradiciones- comienzan a resquebrajarse y a redefinirse en una realidad en constante cambio.

No podría afirmar que existió una continuidad entre Absolutismo, Ilustración y Revolución. Creo que fueron procesos que –a pesar de su antagonismo teórico- convivieron en un período tumultuoso y carente de certezas. En el escenario europeo los ideales ilustrados tuvieron estrecha relación con las monarquías reinantes a través del Despotismo Ilustrado, modelo político que incorporó a la razón como fundamento en el marco de la monarquía absoluta, España sería un ejemplo de ello. Diferente fue el caso francés, en el que los revolucionarios encontraron allí un sustento ideológico.

El contexto colonial americano difiere del peninsular, imprimiéndole sus propias características, pero también compartiendo el tránsito hacia la Modernidad no sin conflictos y rupturas. Es un tránsito acelerado, demasiado veloz para estructuras económicas y políticas arraigadas a lo largo de siglos. Así América sigue la evolución ideológica de España pasando de apoyar a la Corona a cuestionar su potestad en sólo dos años.[1] Se hace necesario incluir la coyuntura peninsular, en el análisis de los procesos independentistas hispanoamericanos.

En ese sentido, no basta con citar los sucesos internos –que los hubo y de manera significativa- para explicar la ruptura que devino tras la caída de la Junta de Cádiz y la formación del Consejo de Regencia. El trasfondo, la discusión, girará entonces en torno a la cuestión de la soberanía, resuelta tras la adopción casi unánime de la teoría de retroversión de la misma. Lo que ocurrirá entonces y será motivo de debate será hacia que pueblos vuelve la soberanía. Debate que estará reflejado en las diferentes posturas enfrentadas en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810. Me refiero aquí a la presentada por el fiscal Villota y refutada por Juan José Paso.

Crisis de estructuras, crisis de ideas políticas serán el corolario inevitable tras el derrumbe de la Corona española. [2] Derrumbe que involucrará tradiciones, certezas y un ideario que deberá reconvertirse. Los ilustrados rioplatenses, también se verán arrastrados por las circunstancias y deberán adaptar su discurso ante la celeridad de los hechos. Aún decadente y en proceso de descomposición, el imperio español aseguraba un orden que era condición sine qua non para el normal desenvolvimiento de la vida colonial. ¿Cómo sostener ese necesario orden cuando el principal sustento político, la monarquía, cedía no sin resistencia su soberanía? ¿Qué papel jugaría la Iglesia en el nuevo orden a establecerse? Ya lo había hecho en el marco del Absolutismo Ilustrado. Depositario de las más arraigadas tradiciones y sostén legitimador del orden establecido comienza paulatinamente un proceso en el que se hará cargo del poder temporal antes delegado en el monarca.[3]

El mismo dilema debe ser enfrentado por los ilustrados rioplatenses, que deberán acomodar su discurso ante la celeridad de los acontecimientos. En palabras de Alberdi, la revolución hizo a los revolucionarios y no los revolucionarios a la revolución. Los hechos transforman la subjetividad de quienes forman parte de esa experiencia. El ideario iluminista, los principios del liberalismo económico serán las propuestas de cambio que deberán adaptarse a la nueva coyuntura. Donde antes había apoyo a la monarquía, ahora deberá haber apoyo al movimiento revolucionario. Prueba de ello son los escritos de protagonistas de la nueva hora como Moreno y Belgrano. Las ideas ilustradas encontrarán entonces límites y oportunidades en la nueva coyuntura.

Bibliografía

– Guerra, François-Xavier, Modernidad e Independencias, México, F.C.E, 1992. (Cap.: Dos años cruciales)

– Chiaramonte, José Carlos, Ciudades, provincias, Estados: los orígenes de la nación, pp. 128-154 (Continuidad y transformación…)

– Halperín Donghi, Tulio, Tradición política española e ideología revolucionaria de mayo, Buenos Aires, Eudeba, 1985. Cap. 4: Disgregación de la tradición política…


[1] Chiaramonte (1997), versión UNTreF virtual, pág.1.

[2] Halperín Donghi (1985), UNTreF virtual, pág.1.

[3] Ibídem, pág. 3.

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