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PAULO FREIRE: Educación como práctica de la libertad

Posted by on 7 febrero, 2010

En 1967, hace más de 40 años, Paulo Freire publicó su primer libro, Educación como práctica de la libertad. donde se pregunta por el significado de la educación en este complejo contexto latinoamericano. Y encuentra la respuesta en la praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo. Les sintetizo sus principales lineamientos.

… Encontramos necesario prestar especial atención a los déficit cuantitativos y cualitativos de nuestra educación. Nos sorprende la apetencia educativa de las poblaciones urbanas, asociado directamente con la transitividad de su conciencia, y cierta inapetencia de los rurales, ligada a la intransitividad de su conciencia.

Confiamos siempre en el pueblo. Afirmamos siempre que tenemos que cambiar junto a él, y  no sólo ofrecerle datos. Jamás admitiremos que la democratización de la cultura sea su vulgarización.

Estamos convencidos, con Manheim, de que “en la medida en que los procesos de democratización se hacen generales, se hace también más difícil dejar que las masas permanezcan en su estado de ignorancia.”  Manheim no se limita al analfabetismo sino que incluye la no-participación, que debe sustituirse por la participación crítica, que es una forma de sabiduría. Sólo le sería posible transformarse en pueblo, capaz de optar y decidir por medio de la participación crítica.

Experiencias realizadas en Recife, Brasil, creando dos instituciones básicas de educación cultural popular: el “círculo de cultura” y el “centro de cultura”, en las que se instituyeron debates de grupo, nos dieron resultados sorprendentes. Se esquematizaban temas como “democracia”, “desarrollo” y “analfabetismo” con ayuda visual y se presentaban a los grupos en forma de diálogo.

Nos preguntábamos si se podría alfabetizar al adulto de esta manera, descartando así cualquier hipótesis de alfabetización mecánica. Se pensó así en una alfabetización ligada a la democratización de la cultura, en la que el hombre no sea espectador del proceso, sino que lo considerase como sujeto. Una alfabetización que fuese en sí un acto de creación capaz de desencadenar otros actos creadores.

Partíamos de que la posición normal del hombre, era no solo estar en el mundo sino con él, trabar relaciones permanentes con este mundo, que surgen de la creación o del enriquecimiento que él hace del mundo natural, representado en la realidad cultural. Con estas relaciones con la realidad y en la realidad traba el hombre una relación especifica –de sujeto a objeto- de la cual resulta el conocimiento expresado por el leguaje.

Esta relación, esta hecha por el hombre, alfabetizado o no; basta ser hombre para realizarla y para captar los datos de la realidad. De ahí que no haya ignorancia absoluta ni sabiduría absoluta.

La conciencia critica “es la representación de las cosas y de los hechos, como se da en la existencia empírica”. Por el contrario la conciencia ingenua “se cree superior a los hechos” y por eso se juzga libre para entenderlos conforme mejor le agrada”.

La conciencia mágica, por otro lado simplemente capta a los hechos, otorgándoles un poder superior al que teme porque la domina desde afuera y al cual se somete con docilidad. Es propio de esta conciencia el fatalismo.

Es propio de la conciencia critica su integración con la realidad, mientras que lo propio en la ingenua es su superposición a la realidad.

Toda comprensión corresponde a una acción. La naturaleza de la acción corresponde a la naturaleza de la comprensión. Si la comprensión es critica la acción también lo será. Si la comprensión es mágica, mágica también será la acción.

En una sociedad como la nuestra, es necesario que la educación ponga a disposición del hombre medios con los cuales fuese capaz de superar la captación mágica o ingenua de su realidad y adquiriese una predominante critica.

Lo que deberíamos hacer en una sociedad en transición como la nuestra, en pleno proceso de democratización fundamental en el cual el pueblo emerge, es intentar una educación que fuese capaz de colaborar con él en la indispensable organización reflexiva de su pensamiento. Educación que pusiese a su disposición medios con los cuales fuese capaz de superar la captación mágica o ingenua de su realidad y adquiriese una predominantemente crítica.

Pero ¿Cómo realizar esta educación? ¿Cómo ayudar al hombre a comprometerse con su realidad?

a)      Necesitamos un método activo, dialogal, critico y de espíritu critico.

b)      Una modificación del programa educacional.

c)      Uso de técnicas como la reducción y codificación.

d)      Esto solamente puede lograrse con un método activo, dialogal y participante.

Entendemos el dialogo como una relación horizontal de a+b. Nace de una matriz critica y genera critica. Se le opone el antidialogo, propio de nuestra formacion historico-cultural. Implica una relación vertical de a/b, no comunica, hace comunicados.

Nos parece que lo principal en este nuevo programa, es que antes de ayudar al analfabeto a iniciar su alfabetización, lo ayudaríamos a superar su comprensión ingenua y a desarrollarse en la critica. El apredizaje de la escritura y de la lectura como una llave con la que el analfabeto iniciaría su introducción en el mundo de la comunicación escrita. En suma, el hombre en el mundo y con el mundo, como sujeto y no meramente como objeto.

A partir de ahí descubriría que tanto él cómo el letrado tienen aptitudes para la creación como para la recreación, que la cultura es tanto la poesía realizada por poetas letrados como la poesía contenida en un cancionero popular. Que cultura es toda creación humana.

El analfabeto aprende críticamente la necesidad de aprender a leer y a escribir, se prepara para ser el agente de este aprendizaje. La alfabetización es mas que la mecánica de las técnicas, es el dominio de estas técnicas en términos conscientes. Es entender lo que se lee y escribir lo que se entiende. Por eso no puede hacerse de arriba hacia abajo, como una imposición, sino desde adentro hacia fuera, por el propio analfabeto y con la simple colaboración de educador.

Analicemos ahora las fases de elaboración y de acción practica del método. Fases:

1)     Obtención del universo vocabular de los grupos con los cuales se trabajara.

Se hace a través de encuentros informales con los moradores del área, en los que se obtendrán aquellos vocablos típicos del pueblo

2)      La segunda fase constituye la selección del universo vocabular estudiado
Selección a ser realizada bajo ciertos criterios:
a)  Riqueza fonética.
b) Dificultades fonéticas.
c) Tenor pragmático de la palabra.

3)      La tercera fase consiste en la creación de situaciones existenciales típicas del grupo con que se va a trabajar.

Son situaciones problema que incluyen elementos que serán descodificados por los grupos, con la colaboración del coordinador. El debate en torno a ellas llevara a los grupos a tomar conciencia para que al mismo tiempo se alfabeticen.

4)     La cuarta fase consiste en la elaboración de fichas que ayuden a los coordinadores en su trabajo

Estas fichas deben ser apoyos para los coordinadores, jamas una prescripción rígida que deben obedecer y seguir fielmente.

5)      La quinta fase consiste, en la preparación de fichas con la descomposición de las familias fonéticas que corresponden a los vocablos generadores.
Aquí es fundamental la actitud dialogal que los coordinadores deben adquirir para realmente educar y no “domesticar”. Este esfuerzo serio debe acompañarse permanentemente de una supervisión, también dialogal, con que se evitaran las tentaciones del antidialogo.
Hay que dejar claro que para alfabetizar a adultos, y que no sea una alfabetización puramente mecánica y memorizada, hay que hacerlos que tomen conciencia para que logren su alfabetización. El hombre estará apto para optar en la medida en que su método activo le ayude a tomar conciencia de su problemática, de su condición de persona, de sujeto.

Reflexión personal:

En su texto propone que el oprimido adquiera una conciencia crítica, partiendo de una propuesta dialógica y antiautoritaria. Dice que la comunicación entre las personas sólo es posible mediante una pedagogía para la libertad. Se precisa una filosofía de la educación que piense como el oprimido y no para el oprimido. A través de una concienciación de las personas por medio de la alfabetización, se puede llegar a la democracia que rompa con los esquemas de la sociedad cerrada. La pedagogía de Freire podría denominarse como de la conciencia, de la liberación.

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