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IMPERIALISMO DEL SIGLO XIX. El ocaso de los grandes imperios. El caso de China.

Posted by on 5 abril, 2012

La expansión de las potencias europeas hacia mediados del siglo XIX, trastocó radicalmente el escenario mundial. Toda África y gran parte de Asia pasaron a ser, en la mayoría de los casos, colonias europeas. En la mayoría de los casos, las antiguas clases dirigentes de los países ocupados tuvieron un papel preponderante en la colonización, colaborando con los europeos y las resistencias expresaron tanto la reacción frente a la destrucción de formas de vida como el afán de los grupos gobernantes de conservar su autoridad y prestigio. Los tres imperios más antiguos, el persa, el chino y el otomano con sus vastos territorios y antiguas culturas, no cayeron bajo la dominación colonial, pero también fueron profundamente impactados por la expansión imperialista. ¿Qué pasó con China?

En el caso de China, las derrotas en las llamadas «guerras del opio« de1839 a 1842 y después en las de1856 a 1860 significaron el principio del fin del imperio manchú. Desde el inicio de las relaciones comerciales con China, los europeos recurrieron al opio que se cultivaba en la India para compensar el intercambio desigual.

Los edictos imperiales contra la venta de opio, a pesar de los drásticos a los negociantes fueron burlados por el contrabando. La Compañía de las Indias Orientales con el monopolio de la manufactura del opio en la India en 1797 organizó el intercambio con la China en base a este producto. El opio se vendía en subasta pública y era posteriormente transportado a China por comerciantes privados británicos e indios autorizados por dicha Compañía. Las ventas de opio en Cantón pagaban los envíos de té chino a Londres en un próspero comercio triangular entre India, China y Gran Bretaña.

En los años treinta, el emperador decidió prohibir el tráfico de opio, dictó la pena de muerte para los traficantes y envió a Guangzhou, como comisionado imperial, a Lin Zexu .

La Corona británica respondió enviando una flota de guerra a China que derrotó a las fuerzas imperiales. En el tratado de Nanking de 1842, se reconocieron casi todas las exigencias de Gran Bretaña. Se abrieron nuevos puertos al comercio británico, los ingleses podrían establecer su residencia en dichos puertos abiertos y dependerían, en materia criminal, de sus propios tribunales consulares. Se redujeron los ingresos y la autonomía del gobierno chino mediante la reducción obligada de los derechos aduaneros. Finalmente, la cesión de isla de Hong Kong durante 150 años con una doble función, la de centro comercial y base naval para asegurar la protección de los intereses ingleses.

Ejecución de boxers 1900/1901

Rebelión de los boxers

Este resultado alentó la irrupción de otras potencias, Estados Unidos, Francia y Rusia, que forzaron a China a la firma de los llamados Tratados Desiguales. En 1860 China se vio obligada a abrir otros once puertos al comercio exterior, los extranjeros gozaron de inmunidad frente a la legislación china y se autorizó a los misioneros a propagar la religión cristiana. Simultáneamente, el Imperio estuvo a punto de ser aniquilado por movimientos revolucionarios, el más importante fue la insurrección Taiping (1851-1864) que estableció una dinastía rival a la manchú y se adueño de buena parte de China central y meridional. Ante la amenaza, el Imperio encaró una serie de reformas que le permitieron sofocar los focos de insurrección. Durante treinta años, el Imperio gozó en apariencia de prosperidad. No obstante las potencias incrementaron su injerencia, además de los puertos de la costa, avanzaron sobre las ciudades del litoral reclamando el derecho de constituir organismos municipales y tribunales. Se constituyeron así por toda China, porciones de territorios que estaban fuera de la autoridad nacional. Las concesiones obtenidas en algunas ciudades, los casos de Shangai y Cantón entre otros, las convirtieron en ciudades-estado independientes donde las autoridades chinas no tenían potestad y no se aplicaba la legislación nacional.

La guerra con Japón en 1894-1895 le imprimió un nuevo giro a la historia de China, abrió una gravísima crisis nacional que desembocaría en la caída del Imperio en 1911. En el tratado de paz China reconoció la independencia de Corea y cedió a Japón Formosa, las islas de los pescadores y la península de Liao-tung, (ésta le fue devuelta debido a la presión de Rusia que buscó frenar la expansión japonesa) y aceptó el pago de fuertes indemnizaciones. En los años siguientes al tratado de paz, el loteo de China entre las potencias avanzó rápidamente. Con la adquisición de Filipinas en 1898, Estados Unidos ganó presencia en el Pacífico y en defensa de sus intereses comerciales se opuso a la existencia de esferas de influencia exclusiva de otras potencias en China.

Desde la corte hubo un intento de reforma radical impulsado por un grupo minoritario de letrados quienes pretendieron revertir la situación mediante la aprobación, en 1898, de un abultado número de decretos que incluían la abolición del sistema tradicional de exámenes para funcionarios imperiales, la adopción de instituciones y métodos occidentales de educación, la creación de una administración financiera moderna, la autorización para la fundación de periódicos y asociaciones culturales y políticas, la formación de un ejército nacional e incluso la concesión al pueblo del derecho de petición ante el gobierno Un golpe de estado puso fin a la experiencia de los Cien Días. Al fracaso de la reforma le sucedió el levantamiento de los boxers en el que prevaleció la xenofobia violenta contra todo lo extranjero: centenares de misioneros y de chinos cristianos fueron asesinados, numerosas iglesias quemadas, y líneas de ferrocarril y teléfono destruidos. En su gran mayoría los boxers eran campesinos pobres a quienes malas cosechas e inundaciones obligaron a emigrar y sectores marginales o desclasados en virtud de la competencia de los nuevos medios de transporte, de comunicación y de los productos europeos. Los letrados y funcionarios más conservadores apoyaron la insurrección que a mediados de 1900 desembocó en el sitio a las legaciones extranjeras en Pekín y el asesinato del embajador alemán. Frente a los reclamos de las potencias extranjeras, la Corte declaró la guerra. Finalmente, una fuerza militar con tropas de varios países puso fin al conflicto. Pekín fue ocupada militarmente y saqueada con saña por las tropas expedicionarias. El imperio subsistió hasta 1911 cuando una revolución en la que intervinieron fuerzas heterogéneas proclamó la República.

Fuente: 

Carpetas docentes de Historia.  FaHCE-UNLP

http://carpetashistoria.fahce.unlp.edu.ar/

IMAGEN 2: De A. Meynadier – Photographed at the Musee de l’Armee by myself, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5059588

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